Todos los docentes cuentan con dos herramientas clave para su desempeño:
– EL HISTRIONISMO
– EL BAGAJE DE SABERES Y HABILIDADES PROPIAS DE SU EXPERIENCIA PROFESIONAL
Sin embargo, el maestro, que se muestra fuerte y estoico ante muchas displicencias de sus alumnos, también tiene aspiraciones personales, algo en lo que hemos querido ahondar desde aprendemas.com
La muestra de 15 docentes de nivel básico, medio superior, universitario y de posgrado, arrojó temas fundamentales para entender al docente del siglo XXI, sus necesidades y sus carencias, que en muchas ocasiones, no son visibles, pues el protagonista de la educación es sin duda, el joven alumno.
Para ello, aprendemas.com ha realizado entrevistas de semblanza a 15 docentes de la Ciudad de México sobre su quehacer profesional; al preguntarles lo que significaba ser docente en esta época, respondían con temas referentes a ideales, del ser y saberse profesionales, y de la contribución de la docencia a la nación. Aquí algunas de las afirmaciones más significativas:
“Antes que ser docente, somos una persona. Tenemos un modo singular de ver la vida, pues todos los días resolvemos problemáticas presentes en el aula…”
“La docencia nos encuentra, nos enamora y se vuelve una pasión de la que nunca puede uno alejarse…”
“La docencia es tan justa pues, a diferencia de otras profesiones, la edad es un activo a nuestro favor; a mayor edad, mayor valor”
Ser docente en México es una proeza, pues además que el sistema no ayuda en mucho, la situación emocional de los alumnos termina por incidir de forma directa en el quehacer del docente, por esta razón, es necesario explorar el lado humano del docente, pues al igual que los jóvenes, muchas veces también se sienten vulnerados en la práctica de su labor cotidiana.
>>Te recomendamos: Licenciatura en Pedagogía. Infórmate de todos los detalles
Lo que más lastima a los profesores
Falta de valor sobre su quehacer. El maestro, al dar una clase, pone en juego su vida, sus valores y su autoestima, por lo que la respuesta de los alumnos hacia su clase o su persona, lo considera un refuerzo o una agresión. Es una realidad que el maestro espera una respuesta positiva al esfuerzo que realiza día con día para enseñar y ser un buen docente, y cuando lo esperado no resulta, es decir, que los alumnos se muestren poco interesados, sin ganas de aprender, o apáticos, presentan sentimientos de frustración que se materializan como falta de interés también en ellos; y es que el maestro, que se entrega en su quehacer cotidiano, espera obtener la retribución de su trabajo en el rendimiento del alumno, y cuando esto no sucede, el docente se frustra, pues considera que su mensaje no es lo suficientemente importante.
“Cuando damos clase, entregamos todo, y cuando el alumno no se muestra interesado en lo que nosotros compartimos con tanta pasión, atenta directamente contra lo más sagrado para nosotros. Es como si nosotros diéramos un regalo que es rechazado, o bien, tirado a la basura frente a nuestra cara”.
El maestro también busca ser aceptado. Además de la aprehensión de la información, el docente busca a toda costa tener éxito con sus alumnos, hecho que está condicionado por la aceptación, por sentirse respetado, y hasta querido; lo cual fortalece su confianza como profesional de la docencia y colabora a su realización personal.
Un 60% de los entrevistados cuidan a sus alumnos desde un aspecto paternal, por lo que la falta de rendimiento se vuelve aún más lastimosa, porque el docente sí cree en sus alumnos y espera mucho de ellos, a diferencia de lo que muchos jóvenes piensan.
Conflicto con “el buen ser”. Por otro lado, y del aspecto institucional, el maestro, busca acomodarse consciente e inconscientemente, al yo ideal colectivo, es decir, a la imagen ideal que se tiene de docente y que se comparte institucionalmente. Esta imagen ejerce una presión sobre él y su práctica y muchas veces esto los conflictua con ellos mismos, es decir, la libre cátedra, de pronto se ve supeditada a cumplimientos institucionales, entre los que destaca desde una vestimenta obligada y hasta ponderar la entrega a tiempo de planeaciones docentes y documentos infinitos, más que su carácter y funcionalidad como líder de grupos.
El docente es un negocio. El 80 por ciento de los entrevistados asegura que en escuelas particulares mexicanas “el que manda es el alumno”, y la voz docente no cuenta cuando se trata de defender una matrícula, es decir, si el alumno se queja del “docente exigente”, inmediatamente recibirá desde una llamada de atención por parte del director del área, o castigos, que van desde restar horas clase, o distribuirlas de tal manera que tengan que ir todos los días de la semana a su institución educativa, pero únicamente por jornadas de dos horas diarias, es decir, 140 pesos diarios, hecho que podría cambiar si las pusieran en bloques, pues muchos docentes lo que ganan al día es lo que gastan en transporte para dirigirse hacia su escuela.
La adaptación al nivel cognitivo de sus alumnos, flexibilidad al momento de enseñar, motivación desmedida, y actividades constantes, es lo que hacen hoy a un buen profesional de las aulas del siglo XXI; y ahora que ya sabes algunas problemáticas parte de la historia de cada docente, qué te parece si te sensibilizas con aquel maestro o maestra que tienes frente a ti y valoras su esfuerzo…