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Diez claves científicas para mejorar el aprendizaje

Diez claves científicas para mejorar el aprendizaje

Entrenar la memoria, leer o establecer pequeños retos son algunas de las claves.

Actualmente hay decenas de doctrinas pedagógicas en uso, todas con el mismo objetivo: mejorar el proceso de aprendizaje. Sin embargo, las investigaciones en psicobiología y neurociencia indican que hay comportamientos y actividades que mejoran significativamente la capacidad de aprender, aunque aparentemente no se relacionen de forma directa con lo académico.

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Los estudios han probado que quienes mantienen algunos hábitos de vida y ciertas conductas saludables, logran aprovechar al máximo lo que se les enseña en el aula. Estas son 10 claves científicas para mejorar el aprendizaje.

1. Dormir en forma adecuada

El buen dormir es determinante en los procesos de aprendizaje. Antes de aprender, el cerebro necesita estar despejado y dormir es el camino expedito para alcanzar ese estado. Si hay fatiga durante el aprendizaje, falla la atención, la concentración y la asimilación de conocimientos.

Después del aprendizaje, el sueño también juega un importante papel. Durante el sueño el cerebro reorganiza lo aprendido, establece conexiones con aprendizajes anteriores y le da estructura a la nueva información. También se ha comprobado que incrementa la intuición y la creatividad.

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2. Evitar el consumo excesivo de grasas

Las neuronas tienen unos receptores llamados NMDA, que favorecen la plasticidad de estas células y promueven la formación de la memoria en el hipocampo y la corteza cerebral. Las dietas altas en grasa reducen la sensibilidad de estos receptores y por esta razón disminuyen la capacidad de aprender. Lo mejor son las dietas sanas, con muchas proteínas, verduras y frutas.

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3. Práctica regular de ejercicio físico

La ciencia ha probado que el deporte y las actividades físicas generan BDNF, una proteína cerebral que contribuye a que las neuronas establezcan mayor número de conexiones entre sí. También estimula la vascularización y aumenta la plasticidad del cerebro.

El cerebro, en una palabra, se vuelve más veloz gracias al ejercicio. Este también aumenta la capacidad de alerta y esto, por supuesto, favorece la adquisición de nueva información y el procesamiento de la misma. 30 minutos de ejercicio al día se reflejan de manera significativa en un mejor aprendizaje.

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4. La lectura: un camino ideal

La lectura es una actividad que involucra diversos procesos mentales simultáneos. Por eso puede decirse que es ideal como medio para incrementar habilidades y destrezas fundamentales como la capacidad de abstracción, la concentración, la memoria, la inteligencia semántica y la asociación de conceptos.

La lectura estimula la corteza cerebral y la memoria de trabajo. Pero además también contribuye en el incremento de la empatía y las habilidades sociales. Por si fuera poco, es una vía inmejorable para reducir los niveles de estrés.

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5. Diseñar preguntas

A lo largo de toda la historia, son las preguntas correctas lo que ha dado lugar a las mayores invenciones y descubrimientos. Ejercitar la capacidad de preguntar no es solo un ejercicio que puede resultar entretenido, sino que además aviva la curiosidad y permite elevar el nivel de autonomía en el aprendizaje.

6. Aprender otra lengua

El aprendizaje de una nueva lengua pone en acción diferentes procesos de aprendizaje que se reflejan no solamente en el manejo del nuevo idioma, sino también en la inteligencia en general. Hay mayor desarrollo de la atención selectiva y aumenta la capacidad de conmutar aprendizajes, es decir, de adaptar lo aprendido a nuevos esquemas de ejecución.

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7. El estrés moderado

Los contenidos que se introducen en forma de retos o desafíos suelen asimilarse mejor. Este componente incorpora también una cuota de estrés moderado, que para quien aprende se convierte en una motivación adicional para adquirir nuevos conocimientos.

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8. Ampliar lo aprendido

Cada vez que aprendes algo nuevo, vale la pena que preguntes un poco más, que indagues un poco más acerca de ello. Aunque sean datos complementarios, este ejercicio contribuye a que se fijen los datos ya adquiridos y a que se conserven por más tiempo. Además te proporciona mayor confianza y un sentimiento de más seguridad frente a lo que estás aprendiendo. Esto a su vez se convierte en un estado afectivo óptimo para que se afiancen los nuevos conocimientos.

9. Exponer oralmente los conocimientos

Si expones oralmente un tema sobre el que estás aprendiendo, verás que se trata de un ejercicio que te exige un alto nivel de comprensión. Al hablar no es fácil acudir a los recursos de la memoria, como ocurre a veces por escrito. Al contrario, el explicar un tema es una actividad que solamente puedes realizar adecuadamente si comprendes aquello de lo que estás hablando.

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10. Entrenar la memoria de trabajo

La memoria de trabajo se relaciona con la capacidad de comprender problemas y diseñar soluciones para los mismos, sin tomar en cuenta directamente los aprendizajes previos. Este tipo de memoria se pone en práctica cada vez que debes tomar decisiones o encontrar una nueva y mejor manera de hacer las cosas. Se puede entrenar diariamente en la búsqueda de nuevos métodos para realizar tus actividades cotidianas y se reflejará en una mayor capacidad de razonamiento y mejor desempeño matemático.

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