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Votar por derecha o izquierda tiene explicación científica

Votar por derecha o izquierda tiene explicación científica

Neurocientíficos y docentes de la Pontificia Universidad Javeriana explican que votamos movilizados por razones viscerales y emocionales básicas que por razones reflexivas.

¿Votar por derecha o izquierda? He ahí el dilema, pues al parecer el hecho de salir a emitir un voto, no sólo tiene que ver con simpatizar o contar con una postura en particular en un momento determinado de nuestra vida.

Este tema tan controversial tiene cabida debido a que en los próximos meses Colombia vivirá unas elecciones históricas por cuenta del reciente proceso de paz, y es ahí donde surge la gran disputa “entre la derecha y la izquierda”.

El origen de las expresiones «derecha o izquierda» nos lleva a la Francia del siglo XVIII, donde los de derecha solían defender las posiciones de la realeza y los de izquierda eran los diputados contrarios a los designios reales. Con el tiempo esta doble cara de la política evolucionó y se consolidó hasta hacerse conocida por todo el mundo.

Por otro lado, la derecha se asocia con seguridad, orden, tradición, autoridad y conservadurismo; mientras que la izquierda la vemos asociada con progreso, igualdad, solidaridad, insubordinación y reformismo.

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¿Sabes qué hace que la izquierda y la derecha sean fuerzas políticas dominantes a pesar de las diferencias sociales y culturales que existen en el mundo? ¿Puede nuestra postura política estar determinada por expresiones básicas o automáticas de nuestro comportamiento y no por decisiones reflexionadas?

De acuerdo a los doctores Diego Santamaría y Hernando Santamaría-García, psiquiatras, neurocientíficos y docentes de la Pontificia Universidad Javeriana e investigadores del Hospital Universitario San Ignacio en su nuevo programa «En tu mente», de la Dirección de Comunicaciones de la Universidad Javeriana, “parece que votamos a candidatos de derecha o de izquierda movilizados más por razones viscerales y emocionales básicas que por razones reflexivas”.

Mediante este, los especialistas apuntan que “los humanos tomamos decisiones complejas movilizados por razones emocionales no siempre conscientes, debido a que muestran actividades diferentes en el cerebro en personas que son más proclives a aceptar posiciones políticas de izquierda o de derecha”.

Por ejemplo, la amígdala (zona de procesamiento emocional básico), parece estar más activa en presencia de escenarios de protesta social en personas de derecha que de izquierda. De igual manera, la corteza frontal (zona sofisticada del cerebro que permite planear y regular el comportamiento), parece estar más activada en escenarios de reivindicación social, en personas con filiación política de izquierda.

Al parecer, los que votan a la izquierda tienden a preferir escenarios de igualdad social; además que suelen reportar mayores niveles de estrés y malestar ante situaciones en donde otras personas viven condiciones de marginalidad o de exclusión. En contraste, los que votan a la derecha tienden a preferir espacios de jerarquía social o situaciones donde los roles de poder son definidos y explícitos.

Adicionalmente, ¿podrías pensar que las respuestas corporales automáticas inconscientes también pueden revelar tu decisión política? Por extraordinario que suene, las personas con ideales de izquierda muestran mayores elevaciones del ritmo cardíaco que las personas de derecha ante situaciones de inequidad social. En general, muchas respuestas corporales predicen la toma de decisiones; en otras palabras, decidimos primero con el cuerpo y luego con la mente.

“Tal vez de allí venga la polarización enardecida que vivimos, tal vez estos hallazgos expliquen por qué a veces terminamos defendiendo posiciones políticas de las que incluso en privado renegamos”, dicen los expertos.

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El voto también puede moverse por factores como el atractivo o las marcas de estatus social que muestre el candidato. “Tenemos tendencia a votar por alguien que nos parece atractivo o cercano a nuestro ideal social. Aunque estos factores parezcan poco relevantes en el debate político, la evidencia sugiere que son capaces de guiar nuestras decisiones políticas. Si bien, falta conocimiento científico en este campo, en conjunto, los estudios de la neurociencia parecen explicar en parte, por qué nos cuesta tanto ponernos de acuerdo con personas que tiene ideales distintos a los nuestros”.

Finalmente existen escenarios que movilizan la esperanza y acciones altruistas; “los estudios en neurociencia también apoyan este tipo de motivaciones en nuestro comportamiento, por lo que es posible pensar que ante ciertas circunstancias, los humanos podemos llegar a acuerdos por motivos nobles, por generosidad o por promover un interés que nos beneficie a todos”.

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