Comienza el vídeo y aparece un recién nacido que regala una sonrisa a su madre que está cantando; en otro se ve a un bebé que balbucea intentando imitar la melodía que tararea su padre; o un bebé que simula tocar la batería cuando escucha una canción de rock de fondo. La música despierta infinitas emociones pero, ¿hay algo más en esa relación de los bebés con la música?
Un estudio llevado a cabo por investigadores del Institute for Learning & Brain Sciencies (I-LABS) de la Universidad de Washington muestra que una serie de sesiones de juego con la música mejora el procesamiento cerebral en bebés de nueve meses de edad. “Nuestro estudio es el primero en bebés tan pequeños y sugiere que al experimentar un patrón rítmico de la música puede mejorar la capacidad de detectar y hacer predicciones sobre los patrones rítmicos del habla”, asegura la principal autora, Christina Zhao, investigadora postdoctoral de I-LABS.
La música influye de forma positiva en el desarrollo cognitivo de los bebés
La explicación radica en que los bebés experimentan en un mundo complejo en el que los sonidos, las luces y las sensaciones varían constantemente, afirma por su parte Patricia Kuhl, coautora del estudio, quien reconoce que la percepción de patrones es una importante habilidad cognitiva y la mejora de esa capacidad temprana “puede tener efectos duraderos en el aprendizaje”, explica.
Por eso, al igual que la música, el lenguaje presenta patrones rítmicos a través por ejemplo de las sílabas que ayudan a los oyentes a definir un sonido de voz y entender lo que alguien está diciendo. Y es precisamente esa capacidad de identificar las diferencias en los sonidos del habla lo que ayuda a los bebés a aprender a hablar. A partir de ahí, los investigadores de I-LABS diseñaron un experimento aleatorio controlado para comprobar si exponer a los bebés a ritmos musicales podría ayudarles también con los ritmos del habla.
Para la realización del estudio, que se ha publicado esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), se observaron durante un mes los comportamientos y evolución de 39 bebés que asistieron a 12 sesiones de juego de 15 minutos: 19 de ellos en sesiones de juego con coches de juguete, bloques y objetos, y los 20 restantes en juegos de música en los que debían golpear un tambor al ritmo de las melodías, todas ellas de métrica similar al vals, que eligieron a propósito los investigadores por ser relativamente difícil para los bebés.
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La participación en sesiones de juego con música mejora la capacidad de los bebés para detectar patrones de sonido
Al analizar los resultados, los investigadores comprobaron cómo las respuestas cerebrales de los bebés en el grupo de música eran más fuertes en la interrupción tanto de la música y el ritmo del habla, en comparación con el resto de bebés. Esto sugiere que la participación en sesiones de juego con música mejora la capacidad de los bebés para detectar patrones de sonido.
En referencia a la presencia de la música en la escuela, Kuhl considera que “esta investigación nos recuerda que los efectos de la participación en la música van más allá de la música en sí” para recordar que la música tiene el potencial de aumentar las habilidades cognitivas y mejorar la capacidad de los niños para detectar y reaccionar de forma rápida a los patrones con los que conviven, realmente complejos en el mundo actual.
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Musical intervention enhances infants’ neural processing of temporal structure in music and speech
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