Las redes sociales han amplificado los casos de bullying llevando fuera del centro escolar un problema que hasta su llegada se restringía al colegio. Ahora la persecución puede seguir incluso en el hogar. Por eso mismo es imprescindible saber cómo actuar ante estos casos, tanto en el mundo real como en el digital.
Lo primero que hay que saber es que la mayoría de redes sociales cuenta con medios para bloquear a quienes acosan a cualquier usuario y además suelen ser muy taxativas y rápidas a la hora de actuar. Y es que en estos supuestos la velocidad de ejecución suele ser crucial.
Uno de los problemas del ciberbullying es la falta de control parental sobre el uso que los niños hacen de las redes sociales. Aunque existen filtros, la realidad es que resulta imposible tener un control absoluto de todos los movimientos de los hijos. Por eso muchas veces se tarda más en detectar el acoso.
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Desde Facebook y su recién estrenado Portal para Padres cuentan con una guía de actuación y consejos, tanto para los niños como para los progenitores. Para los primeros cuenta, además, con recomendaciones de uso de la red. El mejor consejo es tan sencillo como eficaz: utilizar de partida los mismos métodos que se usan para educarlos en otros ámbitos, como el diálogo y el ejemplo. Además, empezar la educación tan pronto como accedan a Internet.
Si crees que tu hijo puede ser víctima de bullying o te cuenta que sus compañeros le persiguen en redes sociales, empieza por tomarte en serio lo que cuenta y escucharla. Sea verdad o no debes estar preparado para mantener una conversación con él.
Al abordar el tema debes ser comprensivo y dejarle hablar. Evita sacar conclusiones precipitadas ni poner palabras en su boca, que sea él quien te lo cuente. Recopila toda la información sin hacer juicios de valor ni éticos. Esto pasa por no criticar comportamientos hasta que haya terminado la historia.
No culpes a tu hijo por ser víctima de bullying y trata de tener empatía. En este sentido es más fácil que tu hijo gane confianza y aplomo si eres capaz de ponerle en situación con vivencias propias que le ayuden a abrirse.
Con todos los datos, busca soluciones y elabora un plan de acción. Lo ideal es que el niño se sienta partícipe del plan, que su papel no se limite a acatar lo que tú le dices. Así es más fácil que crea en él.
Por supuesto, si hay amenazas de por medio, acude al centro escolar y las autoridades para que tomen cartas en el asunto, ya que el caso va más allá de un conflicto entre adolescentes.
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