Siempre que comienza un año nuevo se tiende a hacer una lista de propósitos que se ha convertido en todo un clásico: adelgazar, ir al gimnasio, dejar de fumar… Un listado en el que no faltan los idiomas. Y, aunque ejercicio tras ejercicio, se tiende a repetir la misma historia de abandonar los propósitos al poco tiempo, 2017 puede ser una excepción con estos consejos para aprender lenguas extranjeras, marcándose objetivos reales y adaptados a cada uno.
El primero de ellos es elegir un método que realmente sea adecuado para cada persona, ya que habrá quien disponga de más tiempo para al aula, mientras que otros por motivos laborales o familiares e, incluso, ambos tendrán que recurrir a Internet o bien a las aplicaciones móviles como, por ejemplo, la de la escuela de inglés ABA English, cuya app ha sido elegida por Google como “Best of 2016”. Y, a la hora de seleccionar el método, no hay que olvidarse de que es importante poder contactar con algún profesor o profesional para resolver dudas, aunque sea por email o chat.
Otra de las claves es marcarse objetivos realistas y que puedan cumplirse poco a poco como, por ejemplo, estudiar un tiempo determinado cada día en función de la disponibilidad que se tenga, aunque solo sean diez minutos. La constancia es mejor que estar muchas horas solo un día a la semana.
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Además, siempre que se pueda es conveniente integrar el idioma que se está estudiando en el día a día de la persona, escuchando más música en esa lengua, viendo series o películas subtituladas, cambiando la configuración del smartphone u otros dispositivos tecnológicos.
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Por supuesto, el aprendizaje debe ser divertido para evitar abandonar ante cualquier excusa. Por ejemplo, es muy útil aprender a través de algún hobbie o afición como la lectura de autores preferidos o revistas especializadas de un tema de interés, el cine con actores de ensueño, cómics con nuestros superhéroes o la letra de las canciones de los grupos favoritos, entre otras opciones.
También es positivo actuar como un niño, es decir, perder el miedo a equivocarse y no tener conciencia de uno mismo para no temer hacer el ridículo y derrumbar las barreras que se establecen como adulto. Es fundamental perder ese miedo. Además, de los errores y equivocaciones, se aprende.
La motivación o más bien la falta de ella suele ser una de las causas por las que no se consigue aprender un idioma. Sin embargo, es fundamental estar motivado porque existe una relación directa y positiva con el aprendizaje. Para conseguirlo puede ser de ayuda pensar en por qué realmente se quiere aprender idiomas. Este pensamiento hará mantener viva esa idea y el propósito de hacer todo lo que sea por conseguir el objetivo, al igual que buscar un compañero, un amigo… con el que estudiar y establecer cierta rivalidad, pero siempre sana.
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Precisamente, tener un compañero permitirá mejorar la parte oral de la lengua extranjera. Aunque no se conozca a nadie, ahora, por fortuna, hay muchos bares, restaurantes o sitios en los que la gente queda para conversar en otra lengua extranjera. También es muy positivo relacionarse con personas extranjeras para interactuar con ellas y hablar sobre diferentes temas, aunque puedan resultar difíciles. Es necesario salir de la zona de confort para progresar y avanzar en el aprendizaje.
Y, ¿si no se puede por la razón que sea? No hay problema porque existe solución: se puede hablar con uno mismo, por ejemplo, manteniendo una conversación sobre lo que se está haciendo en ese momento o sobre temas diferentes para ir aprendiendo más vocabulario. Además, esta es una buena forma de practicar a diario con independencia de que luego se quede con grupos u otras personas.
Otra de las claves es escuchar personas, películas, música… en la lengua extranjera que se estudia porque ayuda a familiarizarse con el idioma y a que parezca que es menos difícil. Aparte, esta técnica contribuye a dominar la pronunciación correcta de los diferentes vocablos porque facilita su reproducción al fijarse en cómo otras personas dicen esas palabras o frases. Y, sobre todo, no hay que olvidarse de repetir todo lo que se escucha una y otra vez, aunque se parezca un auténtico loro.
Y un último consejo: practicar en el idioma extranjero en nuestra mente sin necesidad de pronunciar las frases verbalmente. El motivo no es otro que el lenguaje se procesa en ella, lo que permite asentar los conocimientos que se van adquiriendo.
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