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Paciencia con las mates

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¿Quieres que tu hijo sea bueno en matemáticas? Hay una técnica que puedes aplicar desde pequeño para lograrlo. Te la enseñamos.

¿Qué mamá no se siente orgullosa cuando su retoño aprende a recitar un, dos, tres? Un estudio acaba de demostrar que no importa cuándo alcance este logro, sino que cuando lo haga sea con la ayuda de su madre y de manera consciente, no como algo aprendido de memoria.

El papel de los padres durante los primeros años es clave para que el niño aprenda matemáticas

La investigación llevada a cabo por Boston College y publicada en la revista Child Development es clara: el papel de los padres durante los primeros años es clave para que el pequeño aprenda matemáticas. Los bebés que recibieron el apoyo materno mientras jugaban con objetos cuantificables obtuvieron mejores notas en matemáticas con cinco años.

Tal y como ocurre con el lenguaje, aprender matemáticas desde pequeño tiene un fuerte impacto en la facilidad para asimilar conocimientos en este materia más adelante. El papel de las madres en este proceso es fundamental y la investigación lo demostró con un estudio sobre 140 madres y niños en Boston.

Las madres guiaron a los niños con las matemáticas de formas diferentes, desde ayudándoles a contar, identificando números escritos o trabajando con grupos de objetos. Los niños de las que trabajaron contando y cuantificando pequeños grupos de objetos fueron los que mejores resolvieron al cabo de dos años sumas y restas.

Como explica el profesor emérito Beth Casey, director del estudio, muchos niños pueden contar del 1 al 10 sin entender realmente el significado de los números que cuentan. Lo importante hasta los tres años es la forma en la que los pequeños se relacionan con los números y cómo asimilan su significado.

Por eso mismo trabajar con grupos de hasta tres objetos es la mejor estrategia para que entiendan cada número. Así, es posible preguntarles después, en situaciones de la vida real, cuántos objetos hay. Por ejemplo, en el supermercado se les puede explicar que has comprado dos manzanas e incluso pedirles que sean ellos los que cojan tres plátanos.

De esta forma aprenden que el último número del grupo es el que representa la suma del total, entre otras cosas. Esto, que puede parecer básico, les ayudará en el futuro a entender operaciones más complejas.

La clave del aprendizaje no sólo está en la técnica, sino en el fuerte vínculo de las madres con los pequeños a los tres años, que es lo que sirve para fijar los conocimientos y poner la semilla de sus futuras habilidades.

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