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Relacionan la facilidad de aprender idiomas con la genética

Relacionan la facilidad de aprender idiomas con la genética

La estructura del cerebro y la genética son dos factores claves a la hora de aprender con éxito un segundo idioma.

A la hora de aprender una segunda lengua no solo influyen la edad, el método de aprendizaje, la motivación… sino que hay otros dos factores que son totalmente claves: la estructura del cerebro y los genes.

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Al menos, así se desprende del estudio que ha realizado un equipo de investigación de la Universidad de Washington en el que han podido predecir las calificaciones finales de los universitarios que recibían clases de una segunda lengua combinando factores genéticos y del cerebro.

De hecho, las variaciones genéticas del gen COMT y la medida de fuerza de la red de comunicaciones del cerebro, que se conoce como materia blanca, concentran un 46% de los motivos que explican por qué unos estudiantes tuvieron mejores resultados que otros en la clase de lengua. Además, el estudio constata por primera vez que las variaciones del gen COMT están relacionadas con los cambios que se producen en la materia blanca del cerebro, que son el resultado del aprendizaje.

La investigación, que se ha publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, se centró en universitarios de primer año con una media de 20 años de edad y que acababan de llegar a Estados Unidos procedentes de China.

En total, participaron un total de 79 voluntarios, que habían superado el requisito del nivel mínimo de inglés de la universidad. De ellos, 44 ingresaron de forma inmediata en las clases de inmersión de tres semanas de duración, que tienen por fin ayudar a los alumnos internacionales a mejorar sus habilidades y competencias en inglés.

Durante la asistencia a estas clases de lengua y hasta ocho días después de haberlas finalizado, los investigadores realizaron escáneres cerebrales a todos los estudiantes, incluyendo al grupo que también había llegado procedente de China, pero que no había asistido a esta inmersión lingüística.

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A través de las resonancias magnéticas con tensor de difusión de imágenes, se pudo ver la estructura de las conexiones del cerebro, lo que permitió constatar que una mejor estructura ayuda a la transferencia de señales a través del cerebro, propiciando así un mejor aprendizaje.

Los escáneres cerebrales también evidenciaron que un día después de la formación de inmersión en inglés, la materia blanca había comenzado a cambiar. De este modo, se observó que la exposición al idioma extranjero había aumentado la conectividad de los circuitos cerebrales en comparación con la de los universitarios que no habían acudido a las clases. Un incremento que se produjo en el transcurso de las tres semanas de formación y que luego revirtió tras finalizar las clases.

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Los investigadores asimismo tomaron muestras de ADN al comienzo de la formación en la segunda lengua. Estas pruebas han reflejado que dos formas específicas del gen COMT, (metionina/valina o valina/valina), están relacionadas con un mayor aumento de la conectividad cerebral en los universitarios que asistieron a clase.

Un dato que contrasta con el hecho de que los estudiantes con un tercer tipo del gen COMT (metionina/metionina), no presentaron cambios en la materia blanca en relación al aprendizaje del segundo idioma.

Para los investigadores, estas conclusiones arrojan luz sobre cómo el medio ambiente, los genes y el cerebro funcionan realmente, además de indicar también cómo podría actuarse para mejorar el aprendizaje.

Más información:
Brain white matter structure and COMT gene are linked to second-language learning in adults. PNAS

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