El estrés es tan contagioso como lo puede ser la varicela o el resfriado común en las aulas de Primaria, y resulta especialmente virulento cuando se transfiere de profesores a estudiantes, según un estudio de la University of British Columbia, publicado en Journal of Social Science and Medicine.
Si bien las emociones pueden parecer algo completamente personal, ya que cada persona las gestiona internamente, lo cierto es que somos permeables al tono emocional de los que nos rodean. Si el estado de quienes se encuentran a nuestro alrededor es negativo, nuestros cuerpos liberan hormonas que nos hacen sentirnos de igual forma.
Hasta el momento, esa transferencia de estados se había documentado entre los miembros de una pareja y de madres a hijos, pero un reciente estudio ha demostrado también que el estrés puede contagiarse en el aula.
Para realizar el estudio los científicos midieron los niveles de cortisol, un indicativo hormonal relacionado con el estrés, en 77 estudiantes de entre cuarto y séptimo de Primaria. Asimismo, 17 profesores del centro fueron interrogados sobre sus niveles de satisfacción laboral y cómo se sentían de desbordados en su trabajo, lo que sirvió para determinar que los alumnos que tenían a profesores más estresados presentaban unos niveles más elevados de cortisol.
Los alumnos que tenían profesores más estresados presentaban unos niveles más elevados de cortisol
Normalmente, los niveles de cortisol en un individuo sano se encuentran elevados por la mañana y van disminuyendo a lo largo del día. Sin embargo, si el nivel de cortisol no decae con el transcurso de las horas, el sistema metabólico, nervioso o inmunitario se siente afectado, lo que puede dar lugar a trastornos físicos y psicológicos, así como a problemas de conducta y dificultades académicas en el ámbito escolar.
Teniendo en cuenta que la adolescencia es un periodo de grandes cambios tanto físicos como psicológicos, sentir niveles adicionales de estrés en la preadolescencia puede llevar a tener una etapa posterior aún más complicada. Por el contrario, verse envuelto en un ambiente sano puede dar como resultado una evolución positiva del joven.
Según los expertos, mantener una interacción negativa con los profesores, con quienes el niño pasa la mayor parte del día, puede dar lugar a dificultades emocionales, mentales y académicas que pueden persistir durante años. Los expertos aseguran al respecto que “los maestros son adultos muy importantes en la vida de un niño. Los profesores que experimentan un desgaste profesional pueden experimentar dificultades para gestionar con eficacia las aulas y la creación de espacios de aprendizaje positivos, contribuyendo de manera significativa en el estrés de los alumnos”.
Entre los factores que desencadenan el estrés de los profesores se encuentra la falta de recursos y tiempo, y la ausencia de apoyo en el trato con los alumnos más desafiantes del grupo. En EE.UU., hasta un 50% de los nuevos profesores abandona su profesión en los primeros tres años, mientras que Europa, China y Australia cada vez se acerca más a estas cifras.
Para rebajar los niveles de estrés del profesorado los expertos recomiendan fomentar relaciones de apoyo con compañeros de profesión y tener acceso a oportunidades de desarrollo profesional. Asimismo, los docentes deberían formarse para saber hacer frente a los problemas sociales y emocionales en el aula, mientras que, a nivel institucional, se deberían tomar medidas de apoyo a la salud mental del profesorado.
Más información:
Stress contagion in the classroom? The link between classroom teacher burnout and morning cortisol in elementary school students