Según un estudio de Caixabank, un 43% de los puestos de trabajo en España tienen el riesgo de poder ser sustituidos por máquinas. Los avances en automatización y los ahorros de costes que suponen están poniendo en jaque a todo el mercado laboral.
Un estudio de la Universidad de Houston publicado en el European Journal of Persoanlity ha descubierto las trazas de personalidad más relevantes para saber si serás una víctima laboral de los robots. Entre los aspectos más relevantes figuran la inteligenvcia y los intereses vocacionales. En concreto, las personas que durante el colegio y el instituto mostraron más interés en campos artísticos y científicos tienen más posibilidades de sobrevivir.
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El motivo, según explica la autora principal del estudio, Rodica Damian, es que “los robots no son igual de eficientes que los humanos cuando se trata de interacciones sociales complejas. Los humanos también son mejores en tareas creativas y complejas que no son rutinarias. En todo lo que requiere flexibilidad, los hombres siguen superando a las máquinas”.
La investigación analizó una base de datos de 346.660 personas a lo largo de 50 años en busca de patrones de personalidad y aficiones en la adolescencia junto con factores socioeconómicos y después si éstos servían para predecir cuando una persona iba a seleccionar un trabajo más proclive a ser automatizado en el futuro. La conclusión fue que las personas más maduras, extravertidas e inteligentes tendían a apostar por trabajos menos automatizables a largo plazo.
Por cada 15 puntos de mejora en los test de inteligencia las probabilidades de ser laboralmente engullido por las máquinas descienden un 7%. Del mismo modo, las desviaciones de un punto en la escala de madurez o en el interés en cuestiones científicas, rebajan en torno a un 2% las opciones de que tu trabajo termine automatizado.
A efectos académicos, los investigadores creen que el actual sistema educativo podría no estar preparando a los jóvenes para hacer frente a las máquinas. Y es que la inteligencia no se puede cambiar fácilmente, pero sí se pueden incentivar cuestiones como la afición por el arte o la ciencia, por ejemplo y lo mismo ocurre con ciertas habilidades sociales.
Al final se trata de preparar a los estudiantes para que puedan hacer frente con más garantías a un mundo crecientemente automatizado.
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