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Elegir qué estudios cursar en un futuro no es una decisión que se pueda, ni se deba, tomar en unos pocos meses. Ni tan siquiera en un curso académico. Decidir qué estudiar y a qué dedicarse en el futuro es un proceso que puede durar años y que comienza, en algunos casos, en los primeros años de nuestra vida. Decidir implica la tarea de conjugar y analizar diversos factores que, vistos con perspectiva, serán de gran utilidad cuando llegue el momento.
Hay quien puede tenerlo muy claro pero también quien albergue dudas en vísperas de la elección. Alrededor de 200.000 estudiantes -según el registro de años anteriores- accederán a la educación universitaria el próximo curso académico. Con la Prueba de Acceso a la Universidad a la vuelta de la esquina, a estas alturas puede decirse que la suerte está echada.
“La elección profesional está en constante intersección con el proyecto de vida que se desee llevar en el futuro”, Ana Cobo (presidenta de COPOE)
El trabajo previo para llegar al momento clave sabiendo qué hacer es una mezcla de prestar atención a uno mismo, recibir el asesoramiento de un equipo de profesionales en Orientación y Psicopedagogía y, por qué no, hacer un test de orientación con el que, quizás, obtener alguna pista más de hacia dónde encaminar el futuro.
Ana Cobo, presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España (COPOE) y orientadora en el IES Ben Gabirol de Málaga, cree importante tener presente el tipo de vida que se quiere llevar: “La elección profesional está en constante intersección con el proyecto de vida que se desee llevar en el futuro”, afirma.
Existen tres tipos de orientación: vocacional, académica y profesional
El papel de los equipos de Orientación Psicopedagógica se revela fundamental para el alumnado. Desde COPOE, Ana Cobos aclara cómo la labor de orientación dirigida a la elección de estudios no es una tarea que comience en los últimos años de la educación obligatoria. Existen tres tipos de orientación: vocacional, académica y profesional. La primera de ellas busca conjugar nuestros intereses y estilo de vida preferente con el tipo de estudio o profesión que se quiera desarrollar en el futuro.
Así, tener preferencia por querer viajar o tener un horario flexible, facilidad para trabajar en diferentes turnos, o el asentarse y formar una familia son cuestiones que se deben tener en consideración cuando de escoger estudios se trata.
La orientación vocacional busca precisamente evitar sentimientos de frustración. Trata que los y las estudiantes identifiquen sus habilidades y aquello que más les motiva o les gusta hacer, así como el área en el que les gustaría desempeñarlas.
Los test de orientación educativa son una herramienta que puede ayudar a identificar habilidades y a conjugarlas con las expectativas. También la red social para la búsqueda de empleo LinkedIn ha visto en la elección de estudios una vía para acercarse a ese nicho de población que, a priori, por momento vital, todavía no le corresponder ser usuario. A esto responde el lanzamiento de LinkedIn Students, una aplicación que permite sirve para responder algunas de las posibles preguntas que asaltan a cualquier estudiante.
Después de un análisis sobre la trayectoria académica, esta aplicación ofrece consejos sobre el futuro más inmediato proyectando un posible lejano futuro: cómo buscar trabajo, en qué campos se puede desarrollar una misma actividad profesional o cuál es el salario medio del sector en el que alguien se vaya a desempeñar laboralmente son algunas de las opciones que ofrece este LinkedIn ‘pre-profesional’.
Un acompañamiento durante varios años
La orientación académica, sobre todo al inicio, durante la etapa de Primaria, está muy relacionada con el proceso de aprendizaje y el aprovechamiento máximo del potencial de cada estudiante. Es en Secundaria, precisamente, cuando el entorno comienza a volverse más adulto. “El acompañamiento u orientación académica [que se inicia en Primaria] pasa a estar más vinculado a la elección de itinerarios”, explica Ana Cobos.
Matemáticas académicas o aplicadas para 3º de la ESO, Formación Profesional Básica, FP de Grado Medio o Bachillerato. La propia estructura del sistema educativo a partir de Secundaria (habiéndose cursado o no) impide dejar al azar cualquier decisión de futuro.
Por otro lado, ante el temor de que el estudiante pueda arrepentirse en un futuro de su elección, Cobos explica que el seguimiento que se realiza de los alumnos es muy cercano y dura varios años, lo que permite que se les conozca muy bien y se encuentren seguros de su elección: “Ten en cuenta que al llegar al Bachillerato son ya varios años que llevamos junto a ellos”.
«Cuando hay un proceso de información, de seguimiento, una orientación rigurosa, se ahorra en frustración y no suele haber miedo», prosigue Cobos, «todo lo contrario, la ilusión de continuar aprendiendo y la expectativa es tan grande que es más fuerte que el miedo”.
Además, los equipos de orientación de los centros educativos de Secundaria cuentan con un elemento que ayuda a conocer al alumnado en su paso de Primaria a Secundaria. Este elemento son los documentos de tránsito: informes que se realizan en el marco del Programa de Tránsito entre Primaria y Secundaria, mediante los cuales, el profesorado en colaboración y coordinación con los Equipos de Orientación Educativa y de los Departamentos de Orientación proceden a una serie de actuaciones colegiadas para la mejor inserción del alumnado en la nueva etapa educativa.
Seis tipos de personalidades
Una de las teorías más aplicadas para la elección de estudios John Holland’s Theory of Career Choice, En su planteamiento, Holland, psicólogo y sociólogo, afirmó que «la elección de una vocación es una expresión de la personalidad». Esta teoría afirma que todas las personas se pueden clasificar en, al menos, uno de los seis tipos de personalidades que existen: realista, investigador, artístico, social, emprendedor y convencional. De hecho las personas pueden inscribirse en varios tipos de personalidades al tener intereses asociados a cada uno de estos tipos de personalidad.
Sustentada en la Teoría de Rasgos y Factores, sus postulados proponen que las personas que desempeñan una misma ocupación tienen características similares y que la satisfacción obtenida del desempeño profesional se relaciona con el índice de concordancia que hay entre la persona y las exigencias del trabajo. Por ejemplo, cuando las personas artísticas trabajan juntos en un ambiente de trabajo, crean un ambiente de trabajo en el que se premia el pensamiento y el comportamiento creativo.
La representación gráfica de la teoría de Holland es un hexágono mediante el que se describe la correlación entre los diferentes tipo de personalidad: cuanta menos distancia haya entre las esquinas del hexágono, mayor relación existe entre ellas.
Un escenario complicado de elección, por la cantidad de opciones
Según Ana Cobos, además del interés y de las aptitudes de la persona, a la hora de elegir es importante tener en cuenta las capacidades cognitivas y la trayectoria académica, así como las condiciones socioeconómicas en las que vive cada estudiante.
Elegir carrera nunca ha sido una decisión sencilla, pero según esta orientadora, en comparación con hace 15 años, el escenario ahora es más complicado, por el mayor número de opciones, como una oferta más amplia, con diferentes tipos de bachilleratos por los que decantarse, centros educativos en el extranjero, programas online o programas de movilidad.
