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Claves para adaptar el Curriculum Vitae a un nuevo rumbo profesional

Claves para adaptar el Curriculum Vitae a un nuevo rumbo profesional

Poner en valor todas las habilidades de anteriores empleos con las que se precisan para el nuevo puesto ayuda a ser tenido en cuenta.

Poco tiene que ver el currículo de una persona que todavía no ha comenzado su trayectoria profesional al acabar los estudios con aquellas que tienen años y años de experiencia o bien necesitan cambiar de carrera por la crisis económica u otras circunstancias e, incluso, por la adaptación a las nuevas formas de buscar un trabajo y que han llegado de la mano de las nuevas tecnologías.

Si normalmente es difícil saber con exactitud qué poner o no en el currículo, la decisión es aún más complicada cuando se tiene una dilatada experiencia laboral y, además, se realiza un cambio de profesión o trayectoria profesional. ¿Qué hacer entonces?

Evidentemente, el primer paso es adaptar el currículo a la nueva circunstancia para lo que es necesario pensar en las posibles posiciones que pueden ocuparse en el futuro, teniendo en cuenta lo que buscan ahora los reclutadores para esos puestos que se quieren ocupar.

Esta máxima, sobre todo, debe seguirse con la experiencia laboral para ponerla en orden y también en valor porque, aunque los empleos y puestos ocupados anteriormente con los que se opta en la actualidad sean bien diferentes, hay habilidades y conocimientos que son de utilidad.

También es muy importante dejar claro en el currículo y en la carta de presentación los objetivos que se tienen, no suponiendo ningún problema indicar que se está en un período de transición entre dos carreras, lo que debe acompañarse de esas habilidades, experiencia y conocimiento que entrelazan esas dos facetas, según apuntan desde Schmitman Human Resources.

Fundamental es no utilizar clichés y evitar palabras muy comunes como que se es “perfeccionista”, “trabajador”, “práctico”… porque, al emplearlas todo el mundo, pueden dañar la credibilidad de lo que se está indicando en el currículo.

Otra pauta muy útil es mostrar toda la información que sea relevante de una manera fácilmente localizable –mejor en las primeras posiciones-, y legible porque muchas veces el reclutador no tiene tiempo de leerse todo el currículum ante tantas candidaturas. Y no hay que olvidarse de poner los datos de contacto y personales que tienen que estar totalmente visibles.

Atención debe prestarse a los verbos que se utilicen en el currículo para que pongan de manifiesto la contribución y la aportación que se ha hecho a los logros conseguidos en los empleos y en la carrera profesional. Siempre que se pueda, tienen que figurar aquellos como “colaborar”, “planificar”, “desarrollar”, “vender”, “diseñar”… porque clarifican el papel y la influencia que se ha tenido en el puesto de trabajo anteriormente realizado, pero también que se es proactivo. Además, todo esto se puede apoyar en casos reales.

Y, como en estos casos se tiene bastante trayectoria laboral, no es necesario mencionar todos los títulos académicos que se han obtenido, espacio en el currículo que debe dejarse para destacar habilidades como liderazgo, comunicación, negociación, capacidad de gestión, trabajo en equipo, resolución de problemas… Aquí, igualmente, es conveniente tener consejos prácticos de cada uno de estos términos que se puedan indicar y que sean de aplicación en puestos futuros. Tampoco es preciso indicar todos los empleos o la trayectoria profesional. Puede ser suficiente con centrarse en los tres últimos puestos de trabajo o en los tres o cuatro últimos años de andadura profesional.

Y, en aquellos títulos que se indiquen, se debe ser breve e incorporarlos en orden cronológico con una explicación de las habilidades que se han aprendido en ellos y si han sido impartidos en un centro o por un experto de renombre.

En el currículo no hay que olvidarse de añadir la presencia online, siendo importante velar por tener una buena reputación en la red y de hacer el currículum con palabras clave para conseguir un buen posicionamiento y que sea bien localizado por los reclutadores cuando hagan una búsqueda en Internet sobre el candidato o en plataformas de empleo para seleccionar posibles empleados. De este modo, es clave que en el currículo no haya elementos, como por ejemplo separadores, que impidan que sea fácilmente legible por el programa con el que se hace el rastreo.

En cuanto a la estructura, lo mejor es optar por mostrar el progreso natural, vinculando los cambios de empleo a las habilidades, experiencia… para que no se vea que se han dado saltos de un puesto a otro sin parar y sin rumbo. Importante es que figuren datos como el nombre de la empresa, el sector de actividad, departamento, nombre del puesto y funciones más destacadas.

Y, por supuesto, también hay que prestar atención a la carta de presentación que, muchas veces, es lo primero que mira el reclutador. En este caso, es clave reflejar que se comprenden los requisitos y la posición a la que se opta para evidenciar que se ha investigado y entendido cómo la experiencia, intereses y antecedentes pueden ser útiles a ese puesto. Si se cambia de carrera, hay que señalarlo, al igual que si el candidato se está adentrando en un ámbito diferente.

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Pero, sobre todo, es fundamental tener conocimientos del sector de actividad o de la nueva andadura profesional que se va a comenzar para saber qué se demanda a los profesionales de esa área y cuales son los mejores currículos dentro de ese ámbito. Esta información permitirá conocer mejor las posibilidades que se tienen y sacar a la luz todo el conocimiento, experiencia y habilidades para competir con el resto de candidatos.

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