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Cinco consejos para plantar cara a la ansiedad que producen los exámenes

Cinco consejos para plantar cara a la ansiedad que producen los exámenes

Los exámenes vienen acompañados de una desagradable sensación de ansiedad para muchos estudiantes. Existen estrategias con las que puedes disminuirla.

Ante la inminente llegada de los exámenes, aproximadamente la mitad de los estudiantes universitarios sufre de ansiedad. La preocupación excesiva por las pruebas produce pensamientos negativos recurrentes sobre la propia competencia o las consecuencias de un posible suspenso. A ello se le unen síntomas fisiológicos, como ritmo cardíaco acelerado, sensación de ahogo, dificultad para respirar, sudoración excesiva, sequedad de boca, mareo, náuseas, dolor de tripa o diarrea, e incluso síntomas motores como tartamudeo, temblores, rigidez o hiperactividad motora.

La ansiedad, asimismo, tiene un efecto muy negativo sobre el rendimiento, haciendo suspender a estudiantes que llevan las pruebas muy bien preparadas como consecuencia de un bloqueo producido por la propia preocupación o porque se han hecho excesos, como quedarse la noche anterior al examen sin dormir, abusando del café.

El Gabinete de Orientación Educativa de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) ha organizado seminarios teórico-prácticos para dotar a los alumnos de estrategias con las que plantar cara a la ansiedad que producen los exámenes.

Estos son algunos de los consejos que se ofrecen a los estudiantes:

No hay que evitar la ansiedad: la ansiedad es una activación del organismo para hacer frente a situaciones difíciles o inciertas. Es inútil evitar sentirla, pero debemos saber que aumenta justo antes de ponernos a estudiar y disminuye una vez que nos hemos puesto manos a la obra. El problema real aparece cuando no vamos a un examen por encontrarnos nerviosos o no nos ponemos a estudiar porque nos encontramos con malestar.

Comer, dormir y pasarlo bien: en exámenes hay que dormir entre 7 y 8 horas, sin modificar el horario y sin abusar de sustancias excitantes y tranquilizantes. Asimismo, conviene comer cinco veces al día y seguir una dieta equilibrada. Nos ayudará tomar alimentos que contengan triptófano, como la leche, las nueces, el pavo o los plátanos, ya que este aminoácido regula los niveles de serotonina en el cerebro, reduciendo el estrés, la ansiedad y el insomnio. Por otro lado, también debemos encontrar tiempo para descansar y relajarnos si queremos rendir al máximo. Oxigenarnos, relacionarnos y divertirnos es una necesidad y nos proporcionará equilibrio si lo compaginamos con el estudio.

La importancia de la planificación: muchas veces la ansiedad se debe a una incorrecta planificación. Comenzamos a estudiar demasiado tarde y no prevemos tiempos de repaso o no utilizamos las técnicas adecuadas, lo que hace que los contenidos no se consoliden bien en la memoria. Esta situación nos generará inseguridad y miedo al olvido.

Aprende a relajarte: existen técnicas muy efectivas para disminuir la activación fisiológica cuando ésta aumenta y nos impide rendir bien. La respiración diafragmática o abdominal y la relajación muscular progresiva son dos de ellas.

Controla tus pensamientos: lo que nos genera ansiedad no son los acontecimientos, sino la interpretación que hacemos de ellos. Anticipamos acontecimientos o consecuencias que aún no han sucedido y nos paralizamos. Es importante aprender a identificar pensamientos negativos y desmontarlos dando una respuesta realista y positiva, lo que contribuirá a resolver los problemas y no a agrandarlos.

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