Greta Thunberg es una adolescente sueca de 16 años, que se ha convertido en la cara más visible de la lucha contra el cambio climático. Hace alrededor de un año su nombre comenzó a aparecer en los medios de comunicación, cuando decidió faltar al colegio para protestar frente al Parlamento de su país por la falta de actuación de los lideres mundiales frente al problema medioambiental.
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Greta es conocida por su discurso directo. Recientemente, ante los líderes mundiales presentes en la cumbre del clima de la ONU, logró emocionar a la audiencia con una de sus frases más desafiantes: “¿Cómo se atreven?”. Entre emocionada y enfadada, la adolescente acusó a los líderes mundiales de omisión y traición al cambio climático.
Hay otro rasgo que caracteriza a Greta además de su determinación y es que está diagnosticada con el Síndrome de Asperger, según ha reconocido abiertamente a través de las entrevistas que ha concedido y en sus redes sociales: “Tengo Asperger y eso significa que a veces soy un poco diferente de la norma. Ser diferente es un superpoder. Mi asperger me ayuda a no creer en mentiras. Me hace diferente y ser diferente es un regalo”, ha comentado.
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¿Qué es el Síndrome de Asperger?
El Síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo que se incluye dentro del espectro autista. Afecta a la interacción social, a la comunicación, y entre sus características están, en mayor o menor grado, una resistencia para aceptar el cambio e inflexibilidad del pensamiento, así como la posesión de campos de interés absorbentes, según explica la Confederación Asperger España.
Este trastorno se suele diagnosticar en la etapa escolar
Las personas con Asperger suelen tener un lenguaje fluido y una capacidad intelectual incluso superior a la media de la población. Es habitual que tengan buena memoria y sobresalgan en matemáticas o ciencias.
Este trastorno se suele diagnosticar en la etapa escolar, cuando los signos identificativos se vuelven más evidentes, aunque sigue siendo una condición rara, por lo que en ocasiones el diagnóstico tarda en llegar.
Aunque los rasgos que identifican a las personas con Asperger varían mucho en función de cada individuo, los niños con este síndrome suelen tener problemas para comprender los sentimientos ajenos o para expresar los propios, tienen dificultades para entender el lenguaje corporal o para relacionarse, evitan en ocasiones el contacto visual, les gusta hablar de sus intereses compulsivamente, se ponen nerviosos en grupos grandes, pueden realizar movimientos repetitivos o extraños, tener reacciones sensoriales poco comunes o en ocasiones ser torpes o descuidados.
No se conocen las causas exactas del trastorno del espectro autista, pero los científicos sugieren que tanto los genes como los factores ambientales pueden jugar un papel importante. Con el apoyo adecuado, los niños pueden mejorar la forma en que se enfrentan y superan sus desafíos. Se recomienda utilizar con ellos instrucciones simples, practicar los turnos, preparar de antemano cualquier cambio y enseñarles estrategias para hacer frente a situaciones difíciles. El amor, la paciencia y la comprensión del entorno es la fórmula que ofrece mejores resultados.
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