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El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ayer en el Congreso | MECD

Foto: El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ayer en el Congreso | MECD

Pequeño asomo al Pacto por la Educación antes de finalizar el año

El ministro de Educación cree que el Decreto Ley que amplía la implantación de la LOMCE es el primer paso hacia un Pacto de Estado por la Educación.

El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, cree firmemente que el Decreto Ley que amplía el calendario de implantación de la LOMCE es el primer paso hacia un Pacto de Estado por la Educación. Para el ministro, alcanzar este acuerdo es necesario no solo porque “lo reclamaba la sociedad española”, sino también porque “es una forma de garantizar la estabilidad y dotar de certidumbre a nuestro sistema educativo”.

Méndez de Vigo ha solicitado dejar a un lado las luchas ideológicas para trabajar por un sistema educativo basado en el mérito, el esfuerzo, la equidad y la igualdad de oportunidades. Para el ministro, el Decreto Ley “es un paso importante que va a demostrar que los partidos políticos son capaces de ponerse de acuerdo”.

Entre los cambios efectuados por el momento destaca la suspensión de los efectos académicos de las Pruebas de Evaluación Final de Secundaria y Bachillerato, si bien Méndez de Vigo ha manifestado que “esto no significa ni que el Gobierno renuncie a cumplir la ley, ni que haya dejado de considerar la evaluación de los conocimientos adquiridos como algo de importancia”. Sin embargo, mientras se mantienen las negociaciones, los resultados de las reválidas no van a tener efectos académicos para la obtención de los títulos de ESO y Bachillerato.

La evaluación final de Primaria, que permitirá comprobar el grado de adquisición de competencias en Lengua, Matemáticas, Ciencias y Tecnología, tendrá un carácter maestral, así como la evaluación final de Secundaria, que tendrán que hacer los alumnos de 4º de ESO cuyo centro sea seleccionado por la Administración educativa.

La reválida de Secundaria tampoco tendrá efectos académicos, sino solo una finalidad diagnóstica. La superación de la prueba no será necesaria para obtener el título de Graduado en ESO, ni los resultados constarán en el expediente académico del alumno. Los exámenes se limitarán a las materiales troncales generales del último curso: Geografía e Historia, Lengua Castellana y Literatura, Matemáticas y Lengua Extranjera.

En cuanto a la evaluación final de Bachillerato, será obligatoria para los alumnos que quieran realizar estudios universitarios, pero no se tendrá en cuenta para obtener el título de Bachiller. La prueba, que será consensuada con la CRUE, estará organizada por las administraciones educativas y evaluará la adquisición de las competencias a través de las materias trocales generales de segundo curso y de las materias trocales de opción que podrán usarse para subir nota. Será una prueba similar a la antigua Selectividad, aunque tendrá por objeto las competencias en los términos establecidos en los currículos de ESO y Bachillerato aprobados en el desarrollo de la LOMCE.

Méndez de Vigo señala que estas pruebas “permitirán realizar un diagnóstico de las necesidades de los centros educativos y sus alumnos, con el objetivo de mejorar las actuaciones educativas de cada centro”. Para el ministro, “también permitirán a la comunidad educativa adecuase a la realidad educativa de cada Comunidad Autónoma”.

 

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