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Llega tu primer hijo, ¿eres o serías corresponsable?

Llega tu primer hijo, ¿eres o serías corresponsable?

Si los jóvenes creen en la igualdad, ¿qué cambia al tener un niño? Un estudio analiza la corresponsabilidad en parejas antes y después de ser padres.

Una pareja espera su primer niño, se supone que todo son alegrías pero, a veces, también se desencadenan los problemas. «La realidad española muestra que la llegada del primer hijo genera desigualdades entre hombres y mujeres, que la mayoría no desea», explica a aprendemas.com Teresa Jurado, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED, sobre una de las asignaturas pendientes de la sociedad: la corresponsabilidad.

«¿Qué pasa en el interior de las familias? ¿Por qué los jóvenes apoyan los valores de igualdad de género, pero no los ponen en la práctica a la hora de la verdad?», son dos de las cuestiones a las que han intentado dar respuesta con la investigación que han llevado a cabo junto a otras universidades como la Pompeu Fabra, la UDIMA, la Pública de Navarra, la de Girona, la Pablo de Olavide, el CSIC y el Consejo Europeo de Investigación. Para llevarlo a cabo entrevistaron a 58 parejas que esperaban su primer hijo en dos momentos de este periodo: en el último trimestre del embarazo y entre 18 y 24 meses después del nacimiento del bebé.  Los resultados los han plasmado en el libro ‘Padres y madres corresponsables: una utopía real’.

En ese primer contacto la mayoría de padres y madres tenían como ideal poder trabajar y cuidar ambos por igual de su futuro hijo pero cuando se les preguntaba por sus planes concretos ya se empezaban a vislumbrar las diferencias. Las futuras madres ya asumen que serán las principales responsables de cuidar a su niño y que tendrán que adaptar sus empleos a esta nueva realidad, mientras la mayoría de padres justifican de diversas formas que ellos no pueden corresponsabilizarse de los cuidados.

Justificaciones de unos y otros

«Algunos consideran que son insustituibles en su puesto de trabajo, otros no quieren aceptar una merma de sus ingresos, otros argumentan que están en un momento de su trayectoria profesional que no permite rebajar el ritmo…», señala Jurado. Por su parte la mayoría de mujeres se plantean seguir con sus empleos y adaptarlos, en la medida de lo posible, al hecho de ser madres, aunque sufran penalizaciones por ello.

Pero, ¿tener un niño revoluciona tanto a una pareja? «Es un reto en varios sentidos. La pareja tiene que integrar en sus rutinas y vidas a una tercera persona que requiere mucho tiempo al principio y sacrificios, porque implica dejar de realizar ciertas actividades», asegura la investigadora. En base al estudio se han encontrado con hombres que no estaban dispuestos a cambiar lo que hacen en su tiempo libre: «Muchas veces esto es a costa de que sus parejas reduzcan totalmente su ocio».

«Solo los hombres que realmente creen en la igualdad y que ya la practican en el día a día antes de embarcarse en la aventura de procrear, son los que después cuidan», afirma Jurado. Aun así, los expertos han dado con resultados esperanzadores porque sí hay padres corresponsables a pesar de que sea muy difícil serlo. «¿Cómo compartir los cuidados si hay un permiso de paternidad mucho más corto (2 semanas) que el de maternidad (16 semanas)?», se pregunta.

Otra de las trabas que han observado es el vacío institucional entre el sexto mes de vida del bebé, que es cuando en la mayoría de los casos ni padre ni madre pueden alargar más sus permisos, y el primer año de vida, que es la fecha preferida para llevar a los niños a una guardería.  «Muchas parejas tienen que llevar a sus hijos a partir del 4 o 6 mes a una escuela infantil, pero se enfrentan a dificultades de falta de oferta, de servicios de dudosa calidad y con horarios poco adecuados a la conciliación», añade.

¿Cómo dar la vuelta a la situación?

«Un sitio privilegiado son los cursos de preparación al parto», cita Jurado como ejemplo para concienciar sobre esa corresponsabilidad. También hay que trabajar en la educación desde la escuela hasta la universidad. Haciendo el estudio han percibido que las mujeres emparejadas con hombres muy centrados en sus empleos y que no valoran la igualdad de género van cambiando sus discursos a lo largo del año y medio a dos años. «Se resignan y empiezan a resaltar todas las bondades de la maternidad intensiva y a justificar los privilegios de sus parejas de diferentes formas. Solo en un caso ella decide romper con su pareja, entre otros motivos, por la falta de implicación de éste en las tareas y cuidados», apunta.

En cuanto al tema legislativo, Jurado considera que las jornadas laborales tendrían que ser de 35 horas porque al final la persona que coge una reducción de la misma acaba señalada en su ámbito de trabajo. «No parece razonable que con las altas tasas de desempleo que hay en España, desempleo de personas menos y más formadas, no se pueda repartir el trabajo de tal forma que sea sostenible tener hijos», señala. Por otro lado, el sistema de permisos por maternidad/paternidad debería ser igual, remunerado e intransferible para ambos. Y por último, universalizar la Educación Infantil de 0 a 3: «Aunque lo ideal sería establecer permisos de 6 meses para cada progenitor, de forma que el niño pudiese estar en casa el primer año de vida».

Dime cómo corresponsabilizas y te diré qué clase de madre o padre eres

En base a los resultados del estudio han identificado tres tipos de madres y tres de padres.

Madre cuidadora convencida. Aquellas que, teniendo ideas igualitarias antes de la llegada del primer hijo, su discurso se vuelve naturalizante tras la maternidad, que definen como “cuestión de útero”. Se perciben a ellas mismas con mayor capacidad para cuidar que ellos.

Madres cuidadoras conciliadoras. Ven a los hombres capaces, pero al final en la práctica se encargan ellas. Suelen tener buenos trabajos, que ayudan a la conciliación, o ayuda familiar, reducen poco sus jornadas y están bastante orientadas al empleo.

Madres cuidadoras corresponsables. Dan por hecho la igualdad de capacidad. Su orientación al empleo es fuerte y su principal característica es que tienen una pareja concienciada.

Padres cuidadores ocasionales. Centrados en su empleo, su vida está basada en su trabajo y en sus intereses individuales, tales como hacer deporte o tener una vida personal más allá del hijo. Se justifican como sustentadores económicos de la familia y defienden una especialización del trabajo por géneros.

Padres cuidadores ayudantes. Cuidan más que los ocasionales, su situación laboral es más favorable y finalmente lo hacen, pero es ella la que organiza y distribuye las tareas.

Padres cuidadores comprometidos. No son corresponsables del todo porque el estudio muestra que los padres corresponsables son aquellos que cuidan en solitario. Son los que más se acercan al ideal de igualdad pero, si hay un trabajo en paralelo, sigue siendo la mujer la que organiza.

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Más información:

Padres corresponsables, en la UNED

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