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Figura humana frente a un libro de grandes dimensiones.

Foto: Figura humana frente a un libro de grandes dimensiones.

La afantasía o incapacidad de imaginar se puede detectar mirando a los ojos según científicos australianos

Para saber si una persona tiene afantasía, o ausencia de imaginación visual, bastaría con observar si su pupila se dilata o no.

A las puertas del Día del Libro el 23 de abril, una de las preguntas más comunes en las encuestas es qué aporta al lector un buen libro. Y la respuesta más repetida es la posibilidad de poder vivir otras vidas, viajar sin moverse del sillón o transformarse en otra persona que nada tiene que ver con nosotros. Y es que, para disfrutar de una buena lectura, no hace falta más que un poco de imaginación visual, o lo que es lo mismo, la capacidad de crear imágenes en nuestra mente a medida que vamos leyendo. Sin embargo, no todo el mundo puede hacerlo.

Los estudios demuestran que aproximadamente un 2% de las personas sufren de afantasía, es decir, ausencia de imaginación visual. Para detectar si eres una de esas personas, científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) señalan que se puede verificar midiendo la dilatación de la pupila.

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Afantasía, cuestión de pupilas

El estudio, publicado en eLife, apunta que las pupilas de quienes sufren afantasía no reaccionan cuando se les pide que imaginen objetos oscuros y claros. A diferencia de lo que ocurre con personas que sí tienen imaginación visual. Para medir el reflejo pupilar, los investigadores buscaron a 42 participantes, a los que se les colocó unas gafas especiales que permitían seguir el movimiento de sus ojos y el tamaño de las pupilas. Después, a los participantes se les mostraron figuras brillantes u oscuras sobre un fondo gris. Esto provocó que las pupilas se dilataran o se contrajeran.

Después, se les pidió a los participantes que no padecían de afantasía que imaginaran los mismos objetos con los ojos abiertos. Los investigadores encontraron que las pupilas se contraían y dilataban adecuadamente, y especialmente cuando las personas reportaban imágenes más vívidas.

Las personas con afantasía no pueden crear imágenes mentales visuales aunque lo intenten

Una vez establecido el vínculo entre las imágenes visuales y la respuesta de la pupila, los investigadores buscaron probar el efecto en 18 personas con problemas de afantasía. Al exponer a los participantes a las formas brillantes y oscuras, exhibían la misma respuesta de pupila que la población general. Sin embargo, cuando se les pidió que visualizaran esas mismas formas, las pupilas no diferían significativamente en respuesta a objetos oscuros imaginados frente a los más brillantes.

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Es la primera evidencia fisiológica de afantasía.

Para comprobar que los participantes trataban de imaginar los objetos, se les pidió también imaginar cuatro formas en lugar de una. Mientras que las pupilas no mostraban cambios significativos al imaginar objetos claros u oscuros, sí mostraban diferencias cuando se les pedía un esfuerzo mental mayor, pasando de uno a cuatro objetos. Esto demuestra que las personas con afantasía no pueden crear imágenes mentales visuales aunque lo intenten.

«Sabemos que pensar o no en imágenes afecta la cantidad de detalles en los recuerdos de toda la vida y puede ser determinante en cuanto qué emocionales nos ponemos al leer«, señalan los investigadores. Este nuevo método nos permitirá comprender los mecanismos cerebrales de las imágenes extremas y las implicaciones globales de cómo pensamos, tomamos decisiones y sentimos«.

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