Colgar fotos ofensivas, mandar mensajes con el móvil de un compañero haciéndose pasar por él o excluir a un alumno de un grupo de WhatsApp son conductas capaces de dañar la autoestima de quien las padece. Sin embargo, no todos los alumnos que cometen estos actos relacionados con el ciberacoso son conscientes del tremendo daño que están causando.
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Científicos de la Universidad de Córdoba y la Universidad de Sevilla han estudiado la manera de reducir el ciberbullying. El programa ConRed, desarrollado con alumnos entre primero de ESO y segundo de Bachillerato de Córdoba, ha demostrado que una de las maneras más efectivas de reducir los casos de ciberacoso es trabajando para que el acosador logre empatizar con sus víctimas.
Los adolescentes emplean con asiduidad redes sociales como WhatsApp, Snapchat o Instagram, “lo que les reporta beneficios como la comunicación instantánea o como fuente de información de sus gustos, pero también puede conllevar riesgos”, señalan los científicos. A partir de los 11 años, disminuye el acoso físico, reflejado en golpes y peleas, y aumenta el ciberacoso, al ser la edad en la que los estudiantes comienzan a tener móviles y perfiles en redes sociales.
El programa desarrollado en los institutos cordobeses se centró en hacer ver a los acosadores que algunas de sus conductas son lesivas para sus compañeros, entre otras difundir un rumor o una foto humillante en medios sociales, echar a alguien de un grupo de conversación o hacerse pasar por él en las redes sociales. De esta manera, se fomenta la empatía del acosador con la víctima.
Un 12,7% de los estudiantes de Secundaria y Bachillerato tiene un perfil relacionado con el ciberacoso
Tras un trimestre actuando en este sentido, el número de agresores masculinos disminuyó un 15%, pero la intervención tuvo menos efecto entre las chicas, que no sufrieron un cambio significativo en su conducta. Los investigadores consideran que se necesita un trabajo a largo plazo para consolidar estos cambios.
El trabajo ha sido publicado en Aggressive Behaviour, una destacada revista orientada a la psicología de la agresividad. Los científicos aseguran que los programas de intervención son efectivos cuando se articulan acciones preventivas y paliativas de todos los implicados, desde los estudiantes a sus familias, pasando por los profesores.
El departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba establece que un 12,7% de los estudiantes de Secundaria y Bachillerato tiene un perfil relacionado con el ciberacoso. El 4,7% responde a comportamientos de agresor, mientras que el 5,1% es víctima, y un 2,9% desarrolla un doble papel como ciberacosador y, a veces, como víctima.
En España se observa una menor incidencia de ciberacoso en relación a otros países europeos, ya que en Alemania el porcentaje de personas con un perfil relacionado con el ciberbullying es del 14%. En Polonia la cifra se eleva al 17%, en Italia es del 18% y en Grecia del 25%.
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