La cumbre del clima de París ha marcado un antes y un después en la lucha contra el cambio climático. Más de 200 países se han comprometido en la lucha contra el cambio climático, en lo que ya ha sido considerado “un compromiso histórico que da esperanza y futuro”, si bien desde algunos sectores se ha criticado que el acuerdo no compromete a los países a reducir sus emisiones con la urgencia requerida.
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Desde el Gobierno de Estados Unidos, se considera el acuerdo como la mejor forma de afrontar la transición hacia una economía limpia, al tiempo que plantea como objetivo contener el incremento de la temperatura por debajo de los 2º C respecto a los niveles de la época preindustrial. Asimismo, el texto señala como objetivo común lograr que el pico máximo de las emisiones de los gases de efecto invernadero se alcance lo antes posible, si bien ya advierte que las naciones en vías de desarrollo lo alcanzarán más tarde.
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Las contribuciones de los diferentes países serán de distinto tipo, desde reducciones de emisiones de gases en términos absolutos, a limitaciones para rebajarlas o la introducción de medidas de eficiencia energética. En el futuro se prevé un sistema de financiación para que los países vulnerables a los efectos del calentamiento puedan afrontar estos riesgos.
Así, los países industrializados deben aportar 100.000 millones de dólares en el año 2020, una cifra que se irá ampliando hasta actualizarse en el año 2025. Además, algunos países podrán establecer acuerdos con otros para que sus planes de acción climática puedan ser ejecutados convenientemente.
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La cumbre del clima de París ha dejado también una serie de vocablos que se han ido reajustando en las conversaciones previas al acuerdo. Por ejemplo, la palabra “descarbonización”, defendida por los Verdes, fue eliminada tras crear alarma entre los países de áreas petroleras, al ser asociado a la renuncia de los combustibles fósiles, como carbón, petróleo y gas por su contribución al calentamiento. En cualquier caso, parece claro que cada vez se apuesta más por las energías renovables, lo que sin duda contribuirá a consolidar el sector, que hoy presenta excelentes perspectivas para sus profesionales.
Se prevé también un futuro con buenas perspectivas laborales para quienes opten por formarse como Técnico en Energía Solar y Eólica, o para el Experto en Energía Solar. Por otro lado, existe una formación más específica, como el Curso de Energía Solar Térmica, el Curso de Energía Solar Fotovoltaica o el Curso de Experto Universitario en Gestión y Desarrollo de Energías Renovables. Por su parte, quien busque desembarcar en el sector puede hacerlo a través del Curso de Introducción en Energías Renovables.