Las matemáticas es una asignatura que está considerada por muchos estudiantes como una de las más difíciles de estudiar. Sin embargo, su aprendizaje y la mejora de las capacidades en esta materia pueden ser más fáciles en los niños pequeños con tan solo hacer un juego numérico sencillo a través del ordenador.
Constatan que la capacidad para las matemáticas no es estática
A esta conclusión ha llegado una investigación realizada por la Universidad Johns Hopkins con el fin de mejorar el rendimiento en aritmética de los niños en las guarderías, y que próximamente será publicada en la revista Journal of Experimental Child Psychology.
El estudio ha permitido constatar que la capacidad para las matemáticas no es estática en la persona, es decir que, si a una persona no se le dan bien los números, no quiere decir que el resto de su vida no vaya a tener habilidad en esta disciplina. Además, no solo es una capacidad variable, sino que también puede cambiarse en un corto período de tiempo.
La prueba de estos hechos se ha basado en la realización de un juego que ha permitido cambiar el rendimiento de los niños en matemáticas. La experiencia se ha centrado en el sentido intuitivo de cantidades, lo que se denomina sistema de número aproximado, con el que nacen los seres humanos y animales y que hace que se inclinen de forma instintiva hacia la cantidad mayor que se les muestra, por ejemplo, entre platos de galletas.
El objetivo es mejorar el sentido intuitivo, beneficioso para las matemáticas
Un sentido que es impreciso y diferente de la exactitud numérica de las matemáticas, si bien los investigadores han constatado que están relacionados entre sí, ya que un fuerte sentido del sistema de número aproximado permite predecir la capacidad matemática en la etapa escolar. De este modo, si se mejora este sentido intuitivo, se puede ser más bueno en matemáticas.
Con esta finalidad, el equipo de investigadores desarrolló un juego de ordenador de cinco minutos a través del cual se entrenó el sistema intuitivo de cantidades en niños de cinco años de edad. Este juego estaba basado en destellos de puntos azules y amarillos en la pantalla tras los que se preguntó a los niños si había más de color azul o amarillo sin haberlos contado. Tras las respuestas, los niños recibieron retroalimentación y una voz pregrabada indicaba si eran correctas o incorrectas.
En esta prueba, algunos de los niños comenzaron con preguntas más fáciles, mientras que en otros eran más difíciles y, en un tercer grupo, se mezclaron problemas sencillos y más dificultosos.
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Tras el ejercicio, los investigadores dieron a los niños un cuestionario con vocabulario y otro con pruebas matemáticas en la que tenían que contar hacia atrás para evaluar la magnitud de los números -es decir, por ejemplo, si el 7 es mayor o menor que el 6-, además de calcular la respuesta a los problemas matemáticos planteados y tener que escribir los números.
Al evaluar las respuestas, los investigadores vieron que en las habilidades de vocabulario no se habían producido cambios, pero en los niños en los que habían hecho la prueba –de menor a mayor dificultad-, tenían un rendimiento mayor en matemáticas, consiguiendo cerca del 80% de las respuestas correctas.
Por su parte, los niños que tuvieron que resolver las preguntas más difíciles antes que las fáciles registraron un 60% de las respuestas correctas, mientras que aquellos que hicieron las preguntas sencillas y más dificultosas mezcladas alcanzaron hasta el 70% de resoluciones buenas.
Unos datos con los que los investigadores concluyen que se constata que el juego ayudó a los niños a mejorar en matemáticas a corto plazo, teniendo ahora el reto de comprobar si la técnica permite también conseguir resultados duraderos.
Más información:
Changing the precision of preschoolers’ approximate number system representations changes their symbolic math performance