Durante décadas, las investigaciones han demostrado que los niños que adquieren habilidades de inteligencia emocional tienen más probabilidades de prosperar en todos los aspectos de su vida. Así, la habilidad de reconocer emociones se ha convertido en mayor indicador de éxito de una persona que su origen económico o familiar, según un artículo publicado en USNews.
Para un niño inteligente emocionalmente será más fácil mostrar empatía, respeto y confianza
En la misma línea, Daniel Goleman, psicólogo, periodista científico y escritor de bestsellers sobre inteligencia emocional, considera que “a lo largo de la vida estas habilidades emocionales adquiridas son cada vez más importantes para tener plenitud y éxito”. De hecho, para un niño inteligente emocionalmente será más fácil demostrar empatía, respeto, tolerancia y amabilidad, hará amigos más fácilmente y resolverá mejor los problemas.
Pero ¿qué es la inteligencia emocional? Goleman la define como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en nuestra relaciones”.
Los niños aprenden la inteligencia emocional en la vida real
Según el citado artículo de US News,“los niños de 0 a 5 años se encuentran en el momento clave para asentar las bases de la inteligencia emocional”. Aunque, como dijo Goleman en una entrevista al blog Tiching, “los niños aprenden la inteligencia emocional en la vida real”, así que casi cualquier momento de su vida es bueno para formarles en estas habilidades.
Además, Goleman afirma que “los padres son los primeros tutores de sus hijos en cuanto a la inteligencia emocional se refiere. Lo mejor que los padres pueden hacen por sus hijos es ser seres emocionalmente inteligentes”.
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Cómo educar a los niños en inteligencia emocional
Artículos como los publicados en US News y La mente es maravillosa recopilan algunas claves para ayudar a desarrollar la inteligencia emocional de los niños. En primer lugar, hay que querer al niño y enseñarle cómo expresar y demostrar el amor, así como ayudarle a controlar su ira, emoción que los niños empiezan a experimentara partir de los seis meses.
Cuando los niños comienzan a desarrollar sus competencias del lenguaje, o incluso cuando aún no hablan, el siguiente paso es expresar con palabras los sentimientos que los niños están experimentando. Es la oportunidad de escuchar y desarrollar vocabulario para las emociones.
A partir de los dos años de edad, los padres pueden trabajar con sus hijos en el campo del reconocimiento de emociones. A esa edad los niños ya interactúan de forma más abierta con los adultos y otros niños y se pueden hacer ejercicios de introducción de emociones básicas mediante el uso de un espejo y pedirle que ponga expresiones faciales, o a través de fotografías o libros ilustrados, preguntándole sobre lo que los personajes podrían estar sintiendo en determinadas situaciones.
Cuando los niños son capaces de reconocer emociones en sus propias caras o en las de los demás, esto supone el inicio del desarrollo de la empatía, una de las habilidades de inteligencia emocional más críticas.
A partir de los cinco años los niños deben saber nombrar las emociones. Además, hay que enseñarles a afrontarlas con ejemplos, explicándoles que antes de gritar o pegar hay que decir lo que les molesta. Será a partir de los 10 u 11 años cuando los padres deberán hablar abiertamente con sus hijos sobre emociones secundarias que están empezando a sentir -amor, vergüenza o ansiedad- y que tienen que aprender a manejar porque se repetirán a lo largo de su vida.
También es crucial que los padres den confianza a sus hijos para favorecer que se genere un ambiente seguro y libre de juicios de valor donde los niños puedan compartir libremente sus pensamientos y sentimientos y los adultos también expongan los suyos propios. Además, hay que validar sus sentimientos sin decirles cómo se deberían sentir ni minimizar sus emociones. Asimismo, los niños deben aprender a dialogar de forma democrática y a escuchar.
A los niños, incluso a los preescolares, se les pueden enseñar simples estrategias para ayudarles a manejar sus emociones, por ejemplo, mediante ejercicios de respiración y relajación o tomarse “timeout”. No se debe rechazar el sentimiento de tristeza, que es igualmente válido, y en su lugar se les debe enseñar cómo gestionarlo.
Los expertos recomiendan que los padres jueguen con su hijo, siendo el juego la forma en la que los niños exploran y experimentan emociones. El juego autodirigido les permite usar su creatividad e imaginación y contribuye al desarrollo sano del cerebro. Se ha demostrado que los niños que han pasado más tiempo realizando juegos autodirigidos han adquirido habilidades de liderazgo, toman mejores decisiones y resuelven mejor los problemas.
Sin embargo, en palabras de Goleman, “la sociedad está afectada por el analfabetismo emocional” y lo argumenta diciendo que “la vida moderna nos hace estar más centrados en la tecnología”, tiempo que “podríamos destinarlo a estar con la gente que queremos y por la que nos preocupamos, y así potenciar nuestra inteligencia social”.
Más información
Artículo The Keys to Unlocking your child´s emotional intelligence. US NEWS
Tiching