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Un cerebro bilingüe no envejece igual que uno monolingüe

Un cerebro bilingüe no envejece igual que uno monolingüe

Dominar una segunda lengua puede estimular tu cerebro desde que eres bebé hasta que envejeces, aportando grandes beneficios a las personas bilingües.

¿Ser bilingüe nos ayuda a desarrollar habilidades multitarea o nos confunde cuando somos pequeños? Esta pregunta, que parece haber sido objeto de debate durante décadas, parece haber encontrado una contundente respuesta en la ciencia. En la Annual Review of Linguistics, el psicolingüística Mark Antoniou, de la Western Sydney University de Australia, argumenta que el bilingüismo no solo beneficia a nuestro cerebro, sino que lo hace a lo largo de toda la vida.

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La primera ventaja de ser bilingüe se centra en el mejor desarrollo de las habilidades que permiten el control y la gestión de la atención y la capacidad del individuo para planificar. También ayuda a ignorar información irrelevante y centrarse en lo importante. Así, los individuos que dominan dos idiomas presentan un aumento en el volumen de la materia gris, que es más densa porque tiene más células, lo que se traduce en un cerebro más sano. Además, el bilingüismo preserva la materia blanca a media que envejeces, lo que implica que las conexiones neuronales se mantengan y la comunicación entre neuronas sea óptima.

En este sentido, está demostrado es que un cerebro bilingüe envejece de manera diferente a uno monolingüe. Un cerebro bilingüe puede compensar el deterioro cerebral que se produce cuando nos acercamos a la vejez mediante el uso de conexiones cerebrales alternativas. Es lo que los investigadores llaman “compensación cognitiva”. >>Te puede interesar: Máster de Intervención en dificultades del aprendizaje

Los estudios también indican que la creencia de que enseñar dos idiomas a un niño puede retrasar o confundir su comprensión es un mito que procede de estudios no contrastados efectuados en EE.UU. y Reino Unido durante la primera y segunda guerra mundial. Fue a raíz de una investigación realizada en 1960 en la Universidad de Montreal por Elizabeth Peal y Wallace Lamberte cuando las opiniones comenzaron a cambiar. Estos investigadores demostraron que el bilingüismo tenía efectos cognitivos beneficiosos en los niños, especialmente en la capacidad de pensar en el lenguaje como unidades abstractas.

Durante un tiempo se pensó que la única forma de aprender realmente un idioma era hacerlo a una edad temprana, pero hoy en día esta creencia no se considera del todo cierta, ya que el éxito del aprendizaje depende de la plasticidad del cerebro de la persona y las condiciones que lo rodean.

Una de las hipótesis que maneja el trabajo es la posibilidad de que aprender un idioma extranjero a partir de los 65 años pueda mantener a raya el Alzheimer. Las investigaciones al respecto resultan muy alentadoras, ya que el aprendizaje de una lengua es tan complejo que involucra muchas funciones y resulta un excelente entrenamiento para aquellas personas que buscan un envejecimiento saludable.

En cuanto a consejos para padres de niños bilingües, el estudio plantea la necesidad de propiciar circunstancias en que los niños puedan utilizar el segundo idioma para que desarrollen una concepción del lenguaje como algo práctico. Los padres no deberían preocuparse si los niños mezclan palabras en los dos idiomas, ya que esto forma parte de su desarrollo normal y no significa que el pequeño esté confundido.

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