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Los juguetes clásicos fomentan más la comunicación que los electrónicos

Los juguetes clásicos fomentan más la comunicación que los electrónicos

Los libros y rompecabezas potencian más la comunicación familiar que los juguetes electrónicos, según la Universidad del Norte de Arizona.

Llamativos juguetes electrónicos llenos de luces y sonidos frente a los regalos más tradicionales, como un libro o un rompecabezas de madera. Científicos de la Universidad del Norte de Arizona, en Estados Unidos, han investigado cuáles de los dos ayudan más al niño en la adquisición del lenguaje y los juguetes clásicos quedan en primera posición, ya que potencian más el intercambio oral que mantienen padres e hijos. Los juguetes electrónicos, por el contrario, se asocian con el empleo de un lenguaje de menor calidad y más pobre en palabras.

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Los investigadores estadounidenses han grabado el ambiente familiar de 26 padres con sus hijos mientras estos últimos jugaban. A los niños se les dieron tres tipos de juguetes: electrónicos, tradicionales y libros. Así, los expertos descubrieron que mientras los niños jugaban con los objetos electrónicos había una menor comunicación entre padres e hijos. Además, los pequeños vocalizaban menos y se pronunciaban menos palabras. Los resultados de la investigación son suficientes, según los científicos, para desaconsejar la compra de este tipo de juguetes, que además no fomentan la lectura entre los más pequeños.

En este sentido, otro estudio elaborado por la Universidad de Michigan y el Hospital Infantil de Seattle parece apoyar la tesis de los científicos de la Universidad de Arizona. Los expertos consideran que los juguetes electrónicos son muy eficaces a la hora de llamar la atención de los niños, pues todas las personas tienen un reflejo primitivo de orientación que obliga a su mente a concentrarse en nuevos estímulos visuales o auditivos. Sin embargo, reducen la conversación entre los niños y sus padres, lo que sirve no solo para que aprendan a hablar, sino también para desarrollar habilidades sociales, como la adquisición de roles durante el juego.

A pesar de todo, los científicos reconocen que en el estudio falta investigar más a fondo acerca de cómo las interacciones no verbales también son fuente importante de habilidades sociales y emocionales. Por ejemplo, las actividades digitales tienen un gran potencial para hacer que el niño se involucre en ellas, pero según los expertos es importante que el propio juego electrónico no deje al niño ensimismado y aislado del entorno. «Los timbres y silbidos venden juguetes, pero también pueden restar valor al juego», señalan.

Más información:

Investigación de la Universidad del Norte de Arizona

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