Aunque el mercado de trabajo se ha dinamizado en los últimos meses y cada vez se van publicando más ofertas de empleo, acceder a ese puesto de trabajo deseado sigue siendo complicado. Y esta dificultad muchas veces no está relacionada con la falta de capacidades o de conocimientos de la persona, sino que tiene que ver con cómo se hace esa búsqueda de empleo y se afronta el proceso de selección. Y, más concretamente, la entrevista de trabajo.
Uno de cada dos candidatos no se prepara la entrevista de trabajo
Los datos son claros. El último estudio realizado por Trabajando.com y Universia refleja que más del 50% de las personas no se prepara una entrevista de trabajo. De acuerdo con los datos de la encuesta, en la que han participado 1.608 personas, solo el 30% reconoce que se ha preocupado por estudiar y saber más sobre la empresa en la que se postula como candidato a formar parte de su plantilla, así como el puesto a ocupar y el sector de actividad de la compañía.
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Otro 30% hace este estudio o análisis “un poco por encima”, mientras que el 20% afirma que analiza la empresa únicamente y otro 20% no se preocupa por ningún aspecto relacionado ni con la compañía, el sector ni la vacante.
Esto evidentemente dificulta que se pueda conseguir ese empleo porque durante la entrevista de trabajo se pondrá de manifiesto, a través de las respuestas a las preguntas del reclutador, la falta de conocimiento que se tiene sobre la empresa, la actividad que se desarrolla y las posibles funciones del empleo, además de demostrar poco interés e inquietud.
Es importante tomarse en serio la entrevista de trabajo porque es un filtro decisivo para incorporarse a una compañía tras haber superado ya varias etapas como la selección por el currículum o algún contacto previo por teléfono para concertar el encuentro. Es la ocasión para demostrar todas las habilidades y valía y lo que se puede aportar a la empresa.
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Consejos para preparar una entrevista de trabajo
Para prepararla adecuadamente es bueno seguir una serie de consejos, que van más allá de los más conocidos y populares como tener previstas respuestas a preguntas complicadas, cuidar la imagen personal y la actividad en las redes sociales, no criticar a compañeros ni antigua empresa y llegar puntual al encuentro.
– Investigar: evidentemente para superar una entrevista de trabajo, lo primero que hay que hacer es superar ese error tan común de no investigar sobre el puesto, la empresa, el sector y el entrevistador. ¿Cómo? Google es el aliado perfecto. Por ejemplo, se puede teclear el nombre de la compañía y ver noticias que aparecen sobre la misma, consultar su web… Igualmente, las redes sociales son importantes para ver qué comentarios se hacen sobre ella, estar al tanto de otros empleados y saber más sobre la persona que va a hacer la entrevista, entre otras muchas posibilidades. Por supuesto, si se conoce a alguien, es bueno preguntarle.
– Entrevistador: conocer el nombre del entrevistador para dirigirse a él durante la entrevista es un plus para el candidato. En realidad, es un detalle que se tiene en cuenta y con el que se demuestra interés. También así se establece una relación de más proximidad, que no implica dejar de ser educado y tomarse confianzas.
– Entrevista: para hacer una bien una entrevista de trabajo es clave saber de antemano qué tipo de encuentro se va a mantener. Cuando se reciba la llamada para concertar la cita, se puede preguntar si va a ser una entrevista individual, grupal, mixta… La dinámica y cuestiones que se plantearán serán distintas en cada caso.
– Elevator Pitch: este término está muy de moda entre los emprendedores para mostrar sus proyectos en poco tiempo y conseguir captar la atención e interés de posibles inversores. Pero es una fórmula también aplicable al empleo. Es conveniente así prepararlo sobre uno mismo para que el reclutador conozca todas nuestras habilidades, logros, capacidades, fortalezas, especialización… Para realizarlo adecuadamente, el contenido se tiene que centrar en los datos e información más relevante.
– Lenguaje: durante la entrevista se debe cuidar mucho la forma de expresarse. Además de mostrarse educado y con un tono de voz adecuado, es clave utilizar un lenguaje sencillo –lo que no significa coloquial o muy casual- y siempre en positivo.
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