La juventud española se encuentra en una situación de desventaja e incertidumbre, llena de desafíos para su emancipación y para la realización de sus aspiraciones personales y profesionales. Esta es la primera de las conclusiones arrojadas por un estudio elaborado por tres investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), pertenecientes al Instituto INGENIO (UPV-CSIC) y recién publicado en la Revista Española de Investigaciones Sociológicas.
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La tasa de paro juvenil en España sigue duplicando la media de la Unión Europea, pese a una tímida reducción que la sitúa en el 46,6% entre la población menor de 25 años, según datos de la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre. Estos altos índices de paro entre los jóvenes han tenido como consecuencia que este rango poblacional (menores de 25) tan sólo represente un 5% del total del actual mercado laboral, según otro estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) a partir de los últimos datos de la EPA. Un dato que era del 10,2% en un escenario previo a la crisis.
Los menores de 25 años apenas representan el 5% de la población trabajadora
La destrucción de empleo temporal y la emigración de la juventud hacia las grandes ciudades españolas y el extranjero ha provocado un envejecimiento progresivo del mercado laboral. Según Fedea, en la actualidad el 41% de quienes trabajan tienen más de 45 años.
«Emprender asigna la responsabilidad de salir del desempleo a los propios jóvenes»
Frente a este escenario, tanto las políticas de juventud como aquellas que les afectan han sufrido drásticos recortes. Es más, según el estudio de la UPV, las únicas medidas específicas para la juventud se han centrado en el emprendedurismo.
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Según los expertos consultados, esto supone un problema no solo por la perspectiva reduccionista centrada en la creación de empleo –ignorando el resto de dimensiones de la situación de los jóvenes– sino también por la propia idea del emprendedurismo como forma de atajar el paro juvenil.
“Se trata de una idea cuestionada no solo por su dudosa efectividad, sino también porque asigna la responsabilidad de salir del desempleo –que es un problema general y estructural– a los propios jóvenes”, señala Alejandra Boni, coautora del estudio.
De hecho, el estudio concluye que este énfasis que desde el Gobierno se ha puesto en fomentar el emprededurismo puede ser entendido como “una forma que el propio Estado tiene de eludir sus obligaciones hacia la juventud”. Otra de las cuestiones que pone en duda los resultados de este análisis es que promocionar esta forma de empleo no proporciona un beneficio dirigido a aliviar los efectos de la crisis de quienes más lo necesitan, sino que en el mejor de los casos, favorece a los menos necesitados.
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El calado de los recortes en políticas a la juventud durante la crisis ha afectado también a la capacidad de intervención de los jóvenes en el diseño de políticas sobre los asuntos que les afectan. “Lo normal en una coyuntura así sería todo lo contrario: desarrollar y fortalecer las medidas de apoyo a la juventud” –valora Andrés Hueso González, uno de los autores. Por el contrario, se han eliminado o debilitado muchos consejos juveniles, principales organismos de representación.