De Suazilandia en África a Mostar en Bosnia Herzegovina, Santa Ana en Costa Rica, Vancouver en Canadá o Flekke en Noruega. Los destinos son múltiples pero con un único objetivo: cursar el Bachillerato Internacional.
Con este motivo se convocan un año más las becas de la Fundación Comité Español de los Colegios del Mundo Unido, organización que trabaja por la educación como base para un futuro sostenible, y que posibilita la realización de los dos cursos de Bachillerato Internacional en centros escolares ubicados en los cinco continentes. En total se ofrecen 10 plazas con beca (total o parcial) y otras 10 plazas de pago.
Dilijan, en Armenia, fue el destino donde Pedro del Rosal cursó el Bachillerato Internacional con las becas UWC y que recuerda como «una de las experiencias más transformadoras y gratificantes de mi vida», explica a aprendemas.com para añadir que «desde el primer momento te ves arropado por el colegio y sientes estar ‘en tu casa’».
Lo mejor de vivir esta experiencia para Pedro es «el enfoque multidisciplinar que incorpora en su currículo, desde la elección de asignaturas muy variadas […] al hecho de que se componga de un número reducido de asignaturas, para permitir un estudio más exhaustivo de las mismas». Como aspecto negativo subraya los altos niveles de exigencia y compromiso de trabajo, lo que «siempre quita algo de tiempo de disfrutar de otras facetas de la experiencia».
Las becas, que pueden ser totales o parciales, se dirigen a estudiantes españoles que hayan nacido en 2001 o entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2002, estén estudiando 4º de ESO o 1º de Bachillerato, y tengan aprobado el año anterior, que posean buen expediente académico y conocimientos básicos de inglés, no es imprescindible tener altos conocimientos del idioma y además existe la posibilidad de clases de apoyo.
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En el caso de Pedro, el hecho de estudiar en una lengua extranjera no le supuso demasiado esfuerzo: «yo tenía un nivel más o menos bueno de inglés, y aunque evidentemente el proceso de adaptación de tener que usar el inglés a diario cuesta un poco, a mí personalmente no me supuso ningún gran esfuerzo», comenta.
Para lograr una plaza becada, habrá que superar tres fases: la preselección, anónima, y en la que se eligen unos 50 candidatos quienes deberán elaborar un proyecto social; la selección que se hará de forma presencial en Madrid en el mes de febrero mediante una prueba escrita de cultura general, una entrevista personal, un test psicológico y la exposición del proyecto social; y la fase final con otra entrevista personal por miembros del Patronato de la Fundación.
Se valorará la madurez, compromiso social, respeto por otras culturas y capacidad para convivir de los candidatos
«Un detalle de mi personalidad que quizás contribuyó a que me seleccionasen», recuerda Pedro del Rosal, «pudo ser mi alta implicación el tejido asociativo de mi localidad y comunidad autónoma, que siempre refleja un cierto compromiso con la sociedad y es algo que se valora muy positivamente».
Así es la vida en Mostar, Bosnia-Herzegovina, uno de los destinos de las becas UWC:
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¿Qué cubren las becas?
Gastos de escolaridad, alojamiento y manutención equivalentes a dos cursos académicos, en el caso de las becas totales que están valoradas en 47.500 euros de media cada una, y en las que no se incluyen los viajes ni el dinero de bolsillo.
No obstante, desde la organización se recuerda que el número de becas convocadas varía en función de los patrocinadores conseguidos al cierre de la convocatoria y de las aportaciones de las familias.
El plazo de solicitud se abre hoy y finaliza el 20 de noviembre. Para inscribirse habrá que ingresar 14 euros en concepto de gastos de selección.
Un plus para el futuro
En el caso de Pedro, tras volver de cursar el Bachillerato Internacional en Armenia, ha logrado su «mayor meta hasta el momento» que era empezar a estudiar Medicina y a nivel académico quiere «sacar la carrera y retomar algún idioma, como el ruso, que se me está empezando a oxidar», confiesa.
En definitiva, una experiencia inolvidable que le ha dado la oportunidad de «conocer a personas que, como la gran mayoría de los que lo intentamos, compartimos un espíritu y un ideario similar y eso siempre genera amistades muy muy bonitas».
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