En un mundo cada vez más especializado crece el interés por los cursos cortos, que permiten adquirir habilidades en un corto espacio de tiempo y con un coste más bajo. Se sigue así la estela dejada por la pandemia, que ha provocado que el 27% de la población española realizara un curso online en 2022. Y se da respuesta también a la petición del Consejo de la UE, que recomienda esta formación para adquirir, rápida y eficazmente, conocimientos, capacidades y competencias que se requieren para el desarrollo profesional.
¿Qué son las microcredenciales?
Las microcredenciales certifican los resultados del aprendizaje obtenidos en experiencias de aprendizaje de corta duración, como por ejemplo un curso o una formación breve.
Àngels Fitó, nueva rectora de la UOC desde el próximo mes de abril, subraya la necesidad de llevar a cabo la transición hacia modelos de negocio digitales y sostenibles. Y, en esta línea, dar respuesta a las “necesidades de formación de una ciudadanía crítica y responsable”. Por todo ello, la UOC ha anunciado que está configurando “un modelo de formación a lo largo de la vida que tiene en cuenta el reconocimiento, la trazabilidad y la complementariedad entre ciclos y programas, y que atiende a las necesidades individuales y colectivas mediante el acompañamiento académico, pedagógico y profesional”.
Un grupo de profesores investigadores de esta universidad ha desarrollado una metodología para la evaluación y la visibilidad de las competencias de empleabilidad de los graduados, en una experiencia piloto que se basa en el uso de una estrategia de un porfolio digital y su certificación mediante microcredenciales.
Soluciones para el mundo laboral
Las microcredenciales se otorgan una vez aplicada la metodología de evaluación, recogiendo las competencias a lo largo de un programa de estudio, al tiempo que integra otras que proceden de la práctica laboral o profesional. De esta manera, el graduado cuenta con más evidencias de sus éxitos.
Todo ello se engloba en la voluntad de ofrecer soluciones formativas más orientadas al mundo laboral. Y es que, en estos momentos, las empresas no pueden observar en profundidad las competencias desarrolladas por los graduados. En este sentido, la UE considera que “las microcredenciales pueden tener un papel en la consecución de los objetivos de que el 60% de la población adulta participe en actividades de formación cada año”.
Por otro lado, uno de los retos de las microcredenciales es cómo evaluar las habilidades blandas adquiridas por los alumnos en los cursos. Este es el motivo por el que las universidades, instituciones y organizaciones que otorgan estas credenciales tienen que examinar el tipo de conocimientos que requieren los empresarios y tenerlas en cuenta a la hora de crear y emitir las microcredenciales.