La universidad puede ser una etapa estresante para muchos estudiantes y la gestión del tiempo es una de las habilidades más cruciales, y a la vez, más difíciles de dominar.
Asistir a clase, estudiar para los exámenes, incluso, hacer nuevos amigos, son sólo algunas de las tareas a las que deben enfrentarse los estudiantes cuando están en la universidad. La Universidad de Harvard ha publicado ocho consejos para aprender a gestionar bien el tiempo.
1. Crear un calendario
Para que las tareas estén siempre bien planificadas y no se eche el tiempo encima, la mejor opción es crear un calendario de trabajo en el que se anoten todas las actividades importantes que están por hacer y cuando vencen los plazos para realizarlas. Exámenes, entregas de trabajos, eventos sociales, otros compromisos… La idea es tener todo claro y poder hacerlo con suficiente antelación.
Es importante mantener este calendario visible para poder consultarlo a diario. Y si se prefiere un calendario digital, es conveniente revisarlo a primera hora todos los días para mantener esos eventos importantes frescos y en la mente. Las opciones de calendario digital incluyen: el calendario de Google o el Calendario de Outlook.
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2. Establecer recordatorios
También se puede recurrir a recordatorios periódicos para mantenerse al día, como completar una guía de estudio por adelantado o programar una reunión para un proyecto en grupo.
Conocer los plazos es importante. Al igual que lo es mantenerse al tanto de las micro tareas involucradas en el cumplimiento de esos plazos es igual de importante. Una buena idea es configurar una alarma en el teléfono, anotarla en un planificador físico o agregar una alerta a un calendario digital. Los recordatorios ayudarán a evitar que las cosas se escapen durante los días particularmente agitados.
3. Crear un horario personalizado
El día a día de cada persona es diferente y único. Una vez que se hayan tenido en cuenta los compromisos constantes, como las clases o los turnos en el trabajo, se puede agregar a este horario, por ejemplo, las sesiones de estudio, actividades extracurriculares y otras tareas o compromisos sociales.
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4. Utilizar herramientas que funcionen
Al igual que el calendario y el horario, las herramientas que sirven para mantenerse organizado deben ser las adecuadas para cada uno. Algunos estudiantes prefieren planificadores físicos y en papel, mientras que otros prefieren las opciones digitales. El calendario puede ayudar con la planificación a largo plazo, pero la mayoría de estas herramientas son mejores para priorizar en el día a día.
Además, hay que considerar el ritmo personal de cada uno. Esto quiere decir que, si normalmente se comienza el día con más energía, es mejor planificar las tareas más duras en ese momento del día. Disponer de un horario ayuda a maximizar el tiempo.
5. Priorizar
A veces realmente hay mucho que hacer y disponemos de muy poco tiempo para hacerlo. En estos casos, es mejor tomarse unos minutos para evaluar nuestras prioridades. Hay que considerar qué plazos son más urgentes, así como cuánta energía tenemos en cada momento.
Una buena opción es afrontar las tareas más simples primero, y pasar después a tareas que requieren más concentración. Esta rutina puede ayudar a aliviar parte de la presión.
6. Tomarse un tiempo para uno mismo
Gestionar el tiempo no solo quiere decir trabajar. También se trata de reservarse un tiempo al día para uno mismo y para el bienestar mental.
Todos necesitamos divertirnos y programar tareas que nos hagan sentir bien. Por ello, incluir en el horario diario tareas que nos guste hacer contribuye a tener una mejor salud mental y una vida más equilibrada.
7. Encontrar soporte
La preparación y la organización del tiempo, a veces, no se puede llevar a cabo por uno mismo y se necesitan soportes para lograr objetivos. Los compañeros de clase, el centro de orientación de la universidad o un compañero de habitación pueden ser recursos que ayuden a orientar la planificación del tiempo.
8. Ser realista y flexible
Pero en la gestión de tiempo no todo sale siempre exactamente como se espera. A veces surgen imprevistos o, simplemente, no se puede llegar a todo lo que se ha planificado.
Ser paciente con uno mismo cuando las cosas no salgan exactamente según lo planeado, es una buena opción. Pero, además, es necesario ser realista a la hora de crear un horario, un calendario o una lista de tareas.
Desde la Universidad de Harvard recuerdan que la gestión del tiempo no se trata solo de seguir un horario rígido, también se trata de darse espacio para el cambio.