El incendio que se ha producido en la catedral de Notre Dame en París es un claro ejemplo de la pérdida que generan las llamas aunque, lamentablemente, no es el único caso. De hecho, a lo largo de la historia se han producido más quemas de edificios y obras de gran valor cultural e histórico como el Liceu de Barcelona en España o el Museo Nacional de Brasil.
Son situaciones en las que siempre se cuestiona la posibilidad de poder recuperar o de conservar la parte del patrimonio afectado. Y, en estos casos, así como en el mantenimiento y conservación que debe realizarse de forma habitual, la profesión como conservador o restaurador juega un papel clave para conseguirlo.
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Requisitos y formación para ser restaurador del Patrimonio
Evidentemente se requiere una formación específica y especializada, que se puede adquirir a través de enseñanzas oficiales que se imparten en los diferentes centros autorizados en las comunidades autónomas españolas.
Esto puede parecer fácil pero, para ser conservador-restaurador, el recorrido no es baladí. El nivel mínimo que se requiere para acceder a la profesión es el de máster o bien equivalente. Es un grado de conocimiento que el profesional debe haber conseguido a través de un período de estudio a tiempo completo en este campo durante, al menos, cinco años, en una universidad o institución similar.
Además, la formación también debe incluir prácticas externas porque esta parte es igualmente clave para el desarrollo de la actividad profesional, de acuerdo con los requisitos que indica la Asociación Profesional de Conservadores Restauradores de España-Asociación ACRE.
En general, la formación que se precisa para ejercer esta profesión está regulada en España a través de las titulaciones de Escuelas Artísticas y de facultades universitarias. Por ejemplo, se puede acceder desde las diplomaturas de las Escuelas Superiores de Conservación Restauración de Bienes Culturales, así como desde las licenciaturas en Bellas Artes, teniendo que cursar la especialización en conservación-restauración de bienes culturales o bien seguir un itinerario formativo centrado en este ámbito.
Las puertas de esta profesión también se abren con otros estudios como las titulaciones superiores en Conservación y Restauración de Bienes Culturales, que imparten las Escuelas Superiores de Conservación de Bienes Culturales, o bien a través de los grados universitarios en Conservación Restauración de Bienes Culturales.
Son formaciones con las que se adquieren conocimientos teóricos clave para el desarrollo de la actividad como los principios éticos de la conservación y restauración, la teoría del color, la identificación y el estudio del proceso de deterioro, métodos de documentación o la historia de los materiales y técnicas.
Además, es importante formarse en otros campos como los temas legales en relación a, por ejemplo, la Ley de Patrimonio Cultural, la salud y seguridad, aspectos ambientales o la exhibición y transporte de la propiedad cultural, entre otros.
Así se cubre todo el elenco de funciones, incluyendo la gestión patrimonial, aparte de adquirir la capacidad para conservar o restaurar cualquier bien cultural o patrimonial como la Catedral de Notre Dame. De hecho, si estás estudiando o si te interesa esta formación, quién sabe si serás uno de los elegidos para devolverle todo su esplendor, que esperemos sea pronto.
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