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Vacaciones sin lectura, pérdida de desarrollo intelectural

Vacaciones sin lectura, pérdida de desarrollo intelectural

Con solo 20 minutos diarios en los meses de verano, los estudiantes pueden mejorar la expresión oral y escrita, aparte del léxico y su concentración.

El verano es una época del año que muchos estudiantes ansían con el fin de colgar los libros y olvidarse de las aulas y del aprendizaje por unos meses. Sin embargo, este “parón” no es beneficioso para su desarrollo intelectual y cognitivo porque, al dejar de leer en verano, se produce una pérdida de la riqueza léxica, entre otras consecuencias. De hecho, se calcula que tres años sin leer en vacaciones equivale a un año perdido de desarrollo intelectual.

Una situación que se puede evitar con la lectura. Y no se trata de estar todas las vacaciones rodeados de libros y de no disfrutar de actividades al aire libre o la piscina, sino que es suficiente con dedicar 20 minutos diarios a leer, según explica Montse Martínez, profesora colaboradora del Grado de Psicología y del master universitario de Psicología infantil y Juvenil de la UOC.

Con esos minutos al día, el alumno mejora su desarrollo cognitivo e intelectual, observándose avances positivos en su expresión oral y escrita, en la concentración y en el léxico. Además, si continúa con el hábito de leer durante las vacaciones, coge antes el ritmo en la incorporación al nuevo curso académico.

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Más beneficios de la lectura

Aparte de estos beneficios, la lectura favorece la conexión entre los dos hemisferios cerebrales, aparte de mejorar la comprensión lectora en el estudiante y las construcciones morfosintácticas. También se gana en velocidad y comprensión lectora, lo que redunda a su vez en tener que dedicar menos tiempo al estudio, que cuando un niño hace una lectura más lenta.

Unos efectos positivos que dejan de producirse si no se lee, de acuerdo con varias investigaciones realizadas recientemente en las que se han constatado conclusiones muy claras: si se deja de leer entre dos y tres meses –en autonomías como Cataluña las vacaciones escolares son de 80 días-, se produce un retroceso en el cerebro que equivale a entre dos y tres meses en habilidades.

Es más. Un informe realizado por las universidades de Missouri y Tennessee refleja que una pausa larga, como la del período estival, puede generar una pérdida de aprendizaje equivalente a un mes de escuela. Esta pérdida es mayor en el caso de disciplinas como las matemáticas en las que el retroceso es de 2,6 meses.

Estas consecuencias son todavía más acuciadas en el caso de los estudiantes en cuyos hogares las rentas son más bajas –se estiman dos meses la pérdida en comprensión y reconocimiento de palabras- porque tienen menos capacidad de leer en verano. A ello se suma que sus progenitores habitualmente siguen trabajando durante el estío, lo que dificulta la conciliación de la vida laboral y familiar y la realización de actividades que favorezcan su desarrollo intelectual.

 

Ellos deben elegir qué leer

Sin embargo, la lectura, que permite a su vez desarrollar la empatía en los niños, no debe ser impuesta, sobre todo si no gusta leer. Lo recomendable es que el estudiante pueda elegir aquellas lecturas que le apetecen, le interesen o le atraigan.

Además, para fomentar este hábito en los niños, es de ayuda acudir a las bibliotecas públicas donde hay diferentes actividades relacionadas con los libros, así como las biblioplazas o bibliopiscinas para leer al aire libre.

La ventaja es que la lectura puede combinarse con otras actividades que, igualmente, favorecen el desarrollo cognitivo como es el caso de visitas a los museos, viajar en familia o estar en contacto con la naturaleza, favoreciendo así el aprendizaje de forma sensitiva, como señalan desde la UOC.

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