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Tres consejos (que sí funcionan) para superar con éxito los exámenes

Tres consejos (que sí funcionan) para superar con éxito los exámenes

Reflexionar sobre los conocimientos y hacerse preguntas sobre ellos son dos buenas técnicas para lograr la máxima puntuación en una prueba.

Pasar y pasar horas delante del libro o de los apuntes releyendo una y otra vez para intentar superar con éxito un examen puede que no sea uno de los métodos más efectivos para conseguir el objetivo y obtener el mejor resultado o nota, según indica Ulrich Boser, miembro senior en el Center for American Progress y autor del libro titulado ‘Learn Better’.

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Y es que las últimas investigaciones científicas constatan que la repetición es una práctica obsoleta porque entra en conflicto con la forma en la que el cerebro humano está diseñado. Pero, entonces, ¿cómo hay que estudiar? Ulrich Boser lo tiene claro y propone estos tres consejos:

  1. Reflexionar: para aprender cualquier habilidad o conocimiento es necesario reflexionar sobre ello para lo que hay que anotar todo lo que ha ido bien y mal durante la clase en un diario o cuaderno específico. De esta manera, por ejemplo si se acude a clase de hockey, se podría apuntar en la libreta una frase similar a “en la clase de hoy, he descubierto que tengo que utilizar más mis caderas” para, con posterioridad, reflexionar sobre ello e incidir en el aprendizaje.

Un sistema que igualmente es conveniente aplicarlo en los exámenes. A menudo, muchos alumnos –según el experto-, creen que la primera respuesta es la mejor. Sin embargo, no es así. De hecho, hay evidencias que señalan que pensar a través de las respuestas conduce a conseguir mejores resultados en las pruebas.

  1. Mezclar: otro de los errores más populares y extendidos a la hora de aprender es pensar que no hay que mezclar contenidos, aunque sean dentro de una misma asignatura, para favorecer el aprendizaje. Sin embargo, se consiguen mejores resultados si se mezclan y se crea una cierta confusión porque obliga a poner más atención y a salir de los hábitos de aprendizaje repetitivo que no son eficaces. Por ejemplo, una persona que toque el piano puede hacerse un planning diciendo que el martes toca Bach, el miércoles a Chopin y el jueves a Mozart, mientras debería concentrar los tres autores en una misma sesión.

Esta “mezcla” no solo es positiva en el caso de los contenidos, sino que también puede ser beneficioso cambiar el lugar de estudio en vez de estar todo el día en el mismo sitio de la biblioteca o en casa.

  1. Autoevaluación: otra de las ideas erróneas que se tiende a cometer cuando se está estudiando es pensar que el cerebro funciona como una computadora. Pero la realidad indica que no es así como trabaja la mente humana. Según el experto, se precisa conceptualizar material para comprender todo bien. Un motivo por el que es beneficiosa la práctica de recuperar lo que se ha estudiado de la memoria porque ayuda a recordarlo.

Para realizar esta autoevaluación, una buena técnica consiste en hacerse preguntas cuando se ha acabado de leer el libro de texto o los apuntes. Cuestiones como “¿a qué me recuerda esto?”, “¿cómo podría aplicarlo en la vida real?” o “¿cómo lo explico a un amigo?” son muy útiles porque obligan a pensar, contribuyendo a mejorar la memoria y a poder recordar esos contenidos en el largo plazo.

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