Los niños autistas evitan el contacto visual y a menudo tienen problemas para entender el comportamiento no verbal que se produce en las interacciones sociales, lo que supone un obstáculo para comunicarse. Sin embargo, científicos de la Ohio State University, en EE.UU., han descubierto que emparejar el ritmo de la métrica que empleaba el dramaturgo inglés William Shakespeare con gestos físicos puede hacer que estos niños mejoren sus habilidades sociales y de comunicación.
Para llevar a cabo el estudio, que ha sido publicado en la revista Research and Practice in Intellectual and Developmental Disabilites, se ha utilizado la obra “La tempestad”, con la que se utilizó el método Hunter Beat, que basa su técnica en el ritmo de la métrica que empleaba Shakespeare. Este ritmo recrea el sonido de las palpitaciones del corazón, haciendo sentir a los niños seguros.
Después, y a través de juegos basados en el argumento de “La tempestad”, a los niños se les enseñó, trabajando la retroalimentación, habilidades básicas en torno a la interacción social, el reconocimiento de las emociones en los gestos, el contacto visual, el humor o la improvisación.
Evitar la vulnerabilidad
Mejorar la interacción de los niños con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) con su entorno es muy importante para evitar su vulnerabilidad en el ámbito social. Recientemente se ha conocido que casi la mitad de los niños autistas sufre acoso escolar. Este aspecto es especialmente grave, dada las dificultades de estos niños para expresar y transmitir lo que les sucede en clase.
Los expertos consideran que los niños con autismo son “perfectas víctimas del acoso escolar”, ya que no identifican los comportamientos de acoso como indicadores de agresión o burla, sino como señales de aproximación social por parte de sus iguales. Esta situación provoca entre los chicos sufrimiento y ansiedad. Para prevenirlo, se considera necesaria la prevención, concienciación y respuesta activa de centro educativo, compañeros y familias de estos alumnos.