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Conversación de texto a través del móvil entre  madre e hijo universitario | Foto: Joshua Brown

Foto: Conversación de texto a través del móvil entre madre e hijo universitario | Foto: Joshua Brown

Padres con hijos universitarios: cuando el control se traduce en hostilidad

Un estudio sugiere que un control excesivo de los padres puede desencadenar en una relación hostil de los hijos con sus amigos y personas cercanas.

Los estudiantes universitarios tampoco se escapan de la influencia que pueden ejercer sus padres sobre ellos. Un equipo de investigadores de Psicología Clínica de la Universidad de Vermont ha descubierto que los hijos en edad universitaria cuyos padres intentan controlarles en exceso traducen su estrés en un comportamiento agresivo en sus relaciones sociales, en definitiva, una conducta similar a la que sus padres tienen con ellos.

Este tipo de comportamiento se conoce como agresión relacional, es decir, aquella relación con una persona querida o amigo en la que, a través de acciones, uno hiere los sentimientos de los demás o daña su reputación, por ejemplo, mediante la propagación de rumores sobre la víctima, humillándola delante de otras personas o excluyéndola de las actividades sociales. Además, la manipulación psicológica y la coerción son otros tipos de agresión relacional.

Tomando como base una investigación sobre los efectos de diferentes tipos de padres sobre sus hijos en edad universitaria, Jamie Abaied, profesor adjunto de Psicología Clínica de la Universidad de Vermont, ha observado la conexión entre el control psicológico paterno y las relaciones de esos jóvenes en edad adulta con sus amigos. Abaied señala que “a mayor control parental, mayor agresividad. A padres menos controladores, menor agresividad”.

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Los mensajes de texto y las redes sociales dan más que nunca a los padres el acceso a controlar a sus hijos en edad universitaria, sugiere el estudio

Desde hace tiempo, los psicólogos ya habían reconocido que la “mano dura” de los padres propiciaba que sus hijos universitarios mantuvieran este tipo de relaciones sociales (agresión relacional). Sin embargo, en esta ocasión, el estudio de la Universidad de Vermont se ha centrado en el hecho de que la respuesta  física al estrés de estos universitarios influye en la manera en la que ellos canalizan esa hostilidad, que puede ser de forma inmediata e impulsiva o de un modo frío y calculador.

La sudoración, prueba científica

Jamie Abaied y su auxiliar de investigación de posgrado Caitlin Wagner han sido los principales autores de este estudio, publicado enJournal of Youth and Adolescence, en el que han participado 180 universitarios, mayoritariamente mujeres.

En el laboratorio de la Universidad de Vermont, los investigadores colocaron sensores en los dedos de los estudiantes para detectar el más mínimo cambio en su sudoración. A continuación, pidieron a los universitarios que describieran un acontecimiento doloroso en el que estuviese implicada alguna persona cercana a ellos. Mientras relataban el suceso, reviviendo esa difícil situación, los sensores registraban su nivel de sudor, interpretado como una respuesta de “defensa o huida” ante el estrés.

Por un lado, aquellos que sudaron más, se enfadaron más. Estos estudiantes tienen un carácter más complicado y suelen reaccionar rápidamente sin pensárselo demasiado. Por otro lado, aquellos que sudaron menos, se mantuvieron fríos y serenos. Éstos son más estratégicos y planifican su agresión. “Pueden utilizar la agresión para controlar la relación y mantenerse en posición dominante sobre sus amigos”, señaló Abaied.

Además, el control psicológico paterno puede dificultar la incipiente independencia de los hijos. De hecho, en algunos casos, incluso después de haberse independizado, los universitarios siguen dependiendo de sus padres, ya sea financieramente o de forma emocional. Además, la tecnología facilita que los padres dominantes puedan ejercer control sobre sus hijos, estén donde estén, a través de mensajes, emails o redes sociales, y, de esta forma, “manipular sus emociones y pensamientos”, señala Abaied.

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Por último, el investigador resalta que “parece que los buenos padres son los que protegen a sus hijos”. Sin embargo, él considera que “los buenos padres son aquellos que les previenen de ser agresivos en sus relaciones sociales”.

Más información:

‘Skin Conductance Level Reactivity Moderates the Association Between Parental Psychological Control and Relational Aggression in Emerging Adulthood’

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