Los problemas de atención en la infancia no tienen solo efectos negativos en esta etapa de la vida del estudiante, sino que son más duraderos y sus consecuencias se dejan sentir en otros tramos educativos.
Al menos así se desprende de la última investigación realizada por la Universidad de Duke, que ha puesto de manifiesto que los niños que tuvieron problemas de atención en la Educación Infantil presentan un 40% menos de probabilidades de graduarse en la Escuela Secundaria.
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La investigación, que se ha publicado recientemente en School Psychology Review, se llevó a cabo con 386 niños de la etapa de Infantil de diferentes partes de Estados Unidos a quienes se les ha hecho un seguimiento de su vida desde el año 1991.
En el estudio se prestó atención al ámbito académico, la atención y las habilidades socioemocionales con el fin de ver cómo influían en el rendimiento académico de estos estudiantes cuando se convertían en jóvenes. El análisis permitió evidenciar que la atención era la mejor herramienta para predecir el éxito en los estudios, aunque también se apreció un efecto directo de la simpatía.
El seguimiento de los niños reflejó que, en 5º curso, aquellos que habían tenido dificultades de atención en Infantil tenían menores puntuaciones y rendimiento en lectura que el resto de los compañeros. En concreto, los resultados académicos eran el 3% inferior en lectura y un 8% en grados en comparación con los otros estudiantes. Unos datos que se extrajeron tras haber evaluado el cociente intelectual, el estatus socioeconómico y las habilidades académicas al entrar en la escuela.
Las consecuencias de problemas de atención en Infantil se prolongaron en tramos educativos posteriores porque la tasa de graduación en Secundaria fue un 40% más baja
La simpatía también permitió predecir los resultados obtenidos, ya que los niños que no eran tan apreciados por sus compañeros igualmente tuvieron puntuaciones más bajas, mientras que los que eran más aceptados socialmente tenían un rendimiento académico más alto.
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Unos resultados con los que se constata la importancia de las habilidades no cognitivas por su aportación a las relaciones positivas entre los compañeros -lo que contribuye a su éxito académico-, y que ponen de manifiesto la necesidad de que se desarrollen acciones tempranas eficaces para ayudar a las personas con problemas de atención. También se hace evidente que los educadores deben fomentar las relaciones positivas entre los compañeros de clase.
Los niños de la investigación y que tenían dificultades de atención no fueron diagnosticados con TDAH, aunque algunos sí podrían haberlo padecido, según explican los investigadores.
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