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Los niños también heredan el miedo de sus mejores amigos

Los niños también heredan el miedo de sus mejores amigos

Los niños no solo heredan temores de sus padres. Los altos niveles de ansiedad de sus mejores amigos pueden volverles temerosos ante una situación.

Desarrollar miedos es algo común en los niños. En este proceso, los amigos más próximos a un pequeño pueden hacer que se vuelva más temoroso, según han demostrado científicos de la Universidad de East Anglia, en Inglaterra, que han publicado los resultados de su investigación en la revista Behaviour Research and Therapy.

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En algunos niños los temores interfieren con su vida cotidiana y pueden hacerles desarrollar una ansiedad que si no es tratada convenientemente puede continuar en la edad adulta. Y aunque algunos miedos infantiles son heredados de los padres por aprendizaje directo o tienen herencia genética, los científicos han descubierto que también los amigos pueden influir compartiendo con el niño pensamientos negativos.

En este sentido, los investigadores apuntan a que se pueden diseñar intervenciones personalizadas identificando si los pequeños tratados por trastornos de ansiedad tienen amigos que les pueden estar influyendo o respaldando sus pensamientos negativos. Poner a parejas de amigos cercanos a discutir y resolver sus preocupaciones de manera positiva podría ayudar a los niños más temerosos.

Para realizar la investigación se estudió el comportamiento de 242 niños británicos de edades comprendidas entre los 7 y los 10 años a los que se les mostraron fotografías del cuscús y el quoll, dos marsupiales australianos desconocidos para ellos. A los pequeños se les leyó dos versiones de información sobre los animales, una ambigua y otra que les describía como amenazantes, y después se evaluó el miedo que cada niño sentía hacia los animales.

A continuación se formaron parejas de amigos cercanos y se les invitó a discutir acerca de los sentimientos que les producían los animales, y nuevamente se les evaluó sus respuestas al miedo. Para ello se les dio un mapa donde se señalaba la ubicación de los animales y se les pidió dibujar en qué parte del recinto les gustaría estar, y después se les dio información real sobre los animales y se les mostró un vídeo sobre ellos.

Los resultados de las pruebas desvelaron que los niños fueron capaces de influir sobre los pensamientos de sus compañeros. En las parejas de chico-chico se observó un aumento significativo del miedo después de la discusión conjunta y las respuestas fueron más similares en las parejas, mientras que los dúos formados por dos niñas hubo una disminución significativa del miedo que sentían. En cambio, las diferencias en el nivel de ansiedad entre amigos cercanos no afectaron al cambio en las respuestas de miedo con el paso del tiempo.

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