Desde que son muy pequeños, los bebés intentan hacer todo tipo de gestos con la intención de comunicarse con su entorno. Sin embargo, son muchos los padres y cuidadores que pasan por alto estos comportamiento tempranos de los niños, dando más valor a las primeras palabras que emiten.
Un reciente estudio, elaborado en la Universidad de Manchester, pone de manifiesto que los primeros gestos de un niño, tales como coger un objeto y mostrarlo o compartirlo, pueden delatar cómo se desarrollarán las habilidades lingüísticas de ese bebé en el futuro.
Según revela Elena Lieven, una de las responsables de este estudio, los padres que son capaces de comprender los comportamientos tempranos de sus hijos, tendrán más oportunidades de ayudarles a desarrollar sus habilidades lingüísticas cuando crezcan.
Y es que este estudio corrobora que los seres humanos son las únicas especies del mundo que utilizan la comunicación como una forma de compartir la atención con otros seres humanos. A este conjunto de gestos y de movimientos que los seres humanos empezamos a transmitir desde que somos bebés, se le conoce como «atención compartida».
Además apuntan a que esta atención compartida comienza a manifestarse mucho antes que otras formas de comunicación, incluida la del habla. Por ello, es común que los padres pasen por alto muchos de los gestos que emiten sus hijos, y no les den la importancia que se merecen.
En este sentido, los expertos apuntan que hablar con los bebés desde una edad muy temprana así como mostrar interés en los gestos que transmiten, puede ayudarles a desarrollar su lenguaje de una forma muy significativa cuando éstos comiencen a hablar.