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Profesor joven escribiendo en la pizarra. | Foto de freepik

Foto: Profesor joven escribiendo en la pizarra. | Foto de freepik

Los alumnos prefieren que sus profesores crean en sus posibilidades a que sean amigables según la Universidad de Washington

Los estudiantes prefieren a docentes que crean que pueden superarse con su esfuerzo a profesores que tengan una actitud cálida y cercana.

Los estudiantes prefieren a los profesores que confíen en sus posibilidades de crecimiento a base de trabajo duro que a los docentes cálidos y amigables, según un estudio de la Universidad Estatal de Washington.

La investigación, publicada en la revista Motivation Science, muestra que no basta con ser amable. Los estudiantes reaccionan negativamente ante un docente cálido y sonriente que, sin embargo, cree que las habilidades innatas de los alumnos, como ser bueno en matemáticas, no se pueden cambiar si trabajan duro y ponen en marcha determinadas estrategias.

No obstante, es cierto que los estudiantes valoran que un profesor sea amable y cercano, es mejor transmitir una mentalidad de crecimiento al alumno, según revela el estudio. De hecho, los estudiantes tienden a ver a los docentes que tienen mentalidad de crecimiento como amigables. El estudio, por tanto, muestra que los profesores deberían considerar que su forma de pensar es más importante que su comportamiento.

“Ser amigable con los alumnos es bueno, pero los mensajes acerca de la mentalidad que un docente envía a los estudiantes son realmente importantes, e incluso pueden ser más potentes que ser simplemente cercano con los estudiantes”, señalan los autores de la investigación.

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Diferentes comportamientos y mentalidades

Para realizar esta investigación se estudió a 332 estudiantes universitarios, a quienes les presentaron viñetas que describían a un profesor de estadística con diferentes comportamientos y mentalidades. Después, los alumnos respondieron a una serie de preguntas sobre lo que pensaban del profesor, incluidas las que hacían referencia a su nivel de comodidad con sus clases y su desempeño.

En el escenario de mentalidad de crecimiento, el profesor afirmaba que cualquier estudiante podía aprender el material si trabajaba duro, aprendía de los errores y buscaba ayuda si era necesario. Por su parte, en el escenario de mentalidad fija, el docente afirmaba que algunos estudiantes “tenían un don natural para la estadística”, mientras que otros “podrían tener dificultades”.

Ya sea en el caso de los profesores fueran descritos como “muy cálidos y amigables” o, por el contrario, con una actitud muy fría de cara a los alumnos, los estudiantes prefirieron una mentalidad de crecimiento, señalando que de esta manera tendrían un mayor sentido de pertenencia a la clase, menos sentimientos del “impostor” y mayores posibilidades de obtener mejores resultados.

Además de este estudio, una investigación reciente muestra que los docentes con mentalidad de crecimiento pueden reducir las brechas de desempeño para alumnos en grupos tradicionalmente desfavorecidos y crear un entorno más motivador y propicio para el éxito.

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