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Niños juegan e interactúan con objetos en el Laboratorio Smith en IU Bloomington. | Indiana University

Foto: Niños juegan e interactúan con objetos en el Laboratorio Smith en IU Bloomington. | Indiana University

La Universidad de Indiana sugiere una nueva perspectiva sobre cómo aprenden palabras los bebés

Científicos de la Universidad de Indiana estudian cómo los bebés conectan nombres con objetos, una habilidad clave para el desarrollo del lenguaje.

Científicos de la Universidad de Indiana, en EE.UU., han estudiado cómo los bebés conectan nombres con objetos. Una habilidad clave para el posterior desarrollo del lenguaje. El estudio ha sido publicado recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences.

Antes de poder hablar, los bebés entre 7 y 11 meses comienzan a relacionar las palabras que escuchan con objetos de su entorno. Esta vinculación tiene lugar aunque los nombres de los objetos se pronuncien cuando los bebés no están cerca de ellos y es especialmente relevante teniendo en cuenta que su cerebro no está lo suficientemente maduro como para formar recuerdos duraderos.

En este contexto, el estudio muestra que se necesita una perspectiva diferente para explicar cómo los bebés establecen estos vínculos. Así, los científicos determinan que el aprendizaje temprano del idioma puede estar ligado a representaciones de la memoria que se acumulan con el tiempo, en lugar de conexiones repetidas entre palabras y objetos.

Para realizar el estudio, los científicos observaron cómo se relacionaban diariamente los bebés con objetos de su entorno hasta familiarizarse con ellos. Los investigadores registraron los objetos y cada vez que los bebés escuchaban su nombre en su vida cotidiana. Después, estudiaron cómo estas experiencias se alinean con los sistemas de memoria infantil.

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Una nueva perspectiva

En concreto, se basaron en 67 horas de grabaciones audiovisuales de la hora de la comida. Además, estos datos se incluyeron en un estudio aún más ambicioso llamado Home View Project, para el cual se equipó a los bebés con cámaras que registraban varias horas de actividad diaria en sus hogares.

“Cuando los científicos piensan en cómo los bebés aprenden palabras, tradicionalmente se centran en mecanismos cognitivos internos. Esta suposición no es incorrecta, pero necesitamos estudiar la estructura de los entornos de aprendizaje porque esto nos dará más datos sobre lo que debe ocurrir para que los niños aprendan el lenguaje”, apunta Linda Smith, una de las investigadoras.

Tener una comprensión completa del entorno de aprendizaje podría permitir a médicos e investigadores desarrollar intervenciones específicas para los niños que se consideran hablantes tardíos. De manera que el entorno pudiera mejorarse para ayudar a los pequeños que aprenden el lenguaje más lentamente que sus compañeros.

Además de entender cómo los bebés comienzan a hablar, los resultados de este estudio también tienen aplicación para investigadores que están trabajando con inteligencia artificial y aprendizaje automático.

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