La epidemia del Covid-19 ha causado una pérdida de aprendizaje en niños de todas las etapas del sistema educativo. Así lo revelan los datos del informe “Covid-19 y Educación: Políticas y prácticas para afrontar la pérdida de aprendizaje” de ESADE centrado en el País Vasco y encargado al Instituto Vasco de Evaluación Investigación Educativa.
El informe demuestra que en marzo de 2021, un año después del cierre escolar, los alumnos de 2º de ESO habían sufrido pérdidas de aprendizaje importante. No obstante, la magnitud de la pérdida es la mitad que la encontrada en otros países en junio o septiembre de 2020 y representa en torno a un 13% del año académico. Esto puede reflejar la recuperación parcial de la pérdida de aprendizaje tras la reapertura de los centros educativos, superior a la de los países de la OCDE.
Las mayores pérdidas se han dado en Matemáticas y Euskera, y no se han encontrado pérdidas significativas en Castellano. En este sentido, los expertos aseguran que los datos son similares a los de otras Comunidades Autónomas, dada la similitud de la política en el cierre y reapertura de las aulas.
Por otro lado, el informe señala que las mayores pérdidas de aprendizaje se han dado en las escuelas públicas, independientemente del nivel socioeconómico del alumnado. En las escuelas concertadas también se aprecian pérdidas significativas. Y dentro del alumnado del mismo centro, los resultados son parecidos en todo el alumnado.
En cuanto al deterioro del bienestar socioemocional, el estudio señala que los alumnos más afectados han sido los más desfavorecidos y con un menor nivel de aprendizaje previo.
Prácticas para afrontar la situación
Por otra parte, se ha presentado un informe acerca de las políticas y prácticas para afrontar esta pérdida de aprendizaje. En él se señala que, tanto a nivel nacional como internacional, las tutorías de refuerzo personalizadas o en grupos pequeños son las medidas más eficaces para la recuperación y el refuerzo educativo. Sin embargo, existen pocos programas que estén estructurados y sean continuos.
El informe concluye además que el profesorado no ha visto potenciada su formación en materias como los programas de refuerzo, metodologías inclusivas o nuevos marcos de evaluación. A pesar de ello, hay una percepción creciente de que el refuerzo educativo tiene no solo una dimensión individual. Precisa también de la comunidad en entornos laborales, por lo que hay un incremento de los programas orientados a las familias.
El análisis evidencia una falta de medidas, bajo la creencia de que el refuerzo es fundamentalmente extraescolar. Además, se apunta a la Formación Profesional como la etapa más olvidada a la hora de tomar medidas. Asimismo se constata que la monitorización sigue siendo la gran asignatura pendiente durante la pandemia.
Por último, el documento se cierra con la propuesta de una estrategia de recuperación de aprendizaje en torno a evaluación y diagnóstico, prácticas pedagógicas inclusivas, ¡desarrollo profesional docente y alianzas.
