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Hombre escribiendo en un papel para reducir la ira. | Foto de freepik

Foto: Hombre escribiendo en un papel para reducir la ira. | Foto de freepik

La mejor técnica para reducir la ira: sólo necesitas papel y boli

Escribir los sentimientos negativos en un papel y después deshacerse de él es la mejor técnica para reducir la ira según un estudio.

La ira es uno de los sentimientos más negativos que puede experimentar el ser humano. Además de frustración, un episodio de ira puede provocar ataques de ansiedad, depresión, y hasta problemas de tensión arterial.

Un grupo de investigadores de la universidad japonesa de Nagoya han descubierto una estrategia simple, pero eficaz, para ayudar a las personas a reducir sus sentimientos de ira.

La técnica, respaldada por la ciencia, no es otra que escribir en una hoja de papel los sentimientos y pensamientos negativos que nos pasan por la cabeza después de un enfado, y después, deshacerse de este papel.

Este procedimiento es similar al que recoge una tradición japonesa llamada hakidashisara, en la que la gente escribe sus pensamientos negativos en un plato y luego lo destruye.

«Esperábamos que nuestro método suprimiera la ira hasta cierto punto. Sin embargo, nos sorprendió que la ira se elimina casi por completo», asegura el investigador principal, Nobuyuki Kawai.

Asociación entre la palabra escrita y la reducción de la ira

Muchas técnicas de manejo de la ira propuestas por especialistas en el pasado carecían del respaldo de la investigación empírica.

Sin embargo, esta nueva investigación, publicada en Scientific Reports, es importante porque, controlar la ira en el hogar y en el lugar de trabajo puede ayudar a las personas a reducir las consecuencias negativas de la ira.

Los resultados de este estudio son la culminación de años de investigaciones previas sobre la asociación entre la palabra escrita y la reducción de la ira.

La sencilla técnica de escribir las emociones en un papel

El estudio se basa en trabajos que muestran cómo las interacciones con objetos físicos pueden controlar el estado de ánimo de una persona.

Para su proyecto, Kawai pidió a los participantes que escribieran breves opiniones sobre problemas sociales importantes como, por ejemplo, si debería prohibirse fumar en público.

Independientemente de lo que escribieran los participantes, los evaluadores les dieron puntuaciones bajas en inteligencia, interés, amabilidad, lógica y racionalidad. Y les escribieron, además, un comentario insultante: «No puedo creer que una persona educada piense así. Espero que esta persona aprenda algo mientras esté en la universidad».

Después de repartir estos comentarios negativos, los investigadores pidieron a los participantes que escribieran sus pensamientos sobre los comentarios, centrándose en lo que desencadenaba sus emociones.

A un grupo de participantes se le pidió que desechara el papel que escribieron en la basura o que lo guardara en un archivo en su escritorio. Y a un segundo grupo, se le pidió que destruyera el documento en una trituradora o lo metiera en una caja de plástico.

La investigación demostró que los niveles de ira de las personas que tiraron su papel a la basura o que lo trituraron, volvieron a su estado inicial después de deshacerse del papel.

Sin embargo, los participantes que conservaron una copia impresa del insulto, experimentaron sólo una pequeña disminución en su ira general.

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