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Joven trabajador en una sala de oficina. | vía Unsplash

Foto: Joven trabajador en una sala de oficina. | vía Unsplash

El Síndrome del Impostor puede afectar a personas de cualquier condición, según científicos alemanes

El Síndrome del Impostor, por el que las personas creen que su éxito se debe a la suerte y no a sus méritos, puede afectar a cualquier individuo.

Cuestionar tus habilidades de vez en cuando no es algo extraño. Sin embargo, hay personas que sistemáticamente se subestiman a sí mismas y a su desempeño. Es lo que se conoce como el Síndrome del Impostor, por el que los estudiantes o profesionales atribuyen su éxito a circunstancias externa o a la suerte.

Estas personas viven con el temor constante a que su supuesto engaño se haga público. Las nuevas investigaciones realizadas por científicos del Instituto de Psicología de la Universidad Martin Luther Halle-Wittenberg, en Alemania, demuestran que esta condición puede aparecer independientemente de la edad, el género o de la inteligencia.

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Piensan que sus éxitos o buenas notas no son producto de su trabajo, sino que lo atribuyen al azar.

Los científicos subrayan que las personas que sufren el Síndrome del Impostor viven con una enorme cantidad de dudas a pesar de tener un buen desempeño profesional o tener buenas calificaciones. Piensan que sus éxitos no son producto de su trabajo, sino que lo atribuyen al azar o consideran que otros sobreestiman su desempeño. Además, consideran los fracasos como una consecuencia de sus propias deficiencias.

El Síndrome del Impostor y su relación con la inteligencia y el rendimiento

Para llegar a estas conclusiones los científicos alemanes interrogaron a diferentes personas acerca de su acuerdo o desacuerdo con diferentes cuestiones, entre las que se encontraban la dificultad de aceptar elogios o tener miedo de no poder repetir lo que en su momento habían logrado. En total fueron 76 participantes los que completaron diferentes pruebas de inteligencia y recibieron comentarios positivos sobre su desempeño, independientemente de su desempeño real. Se les preguntó por qué creían que lo habían hecho bien.

El estudio mostró que el grado del Síndrome del Impostor no está relacionado con la inteligencia o el rendimiento real. Además, los científicos comprobaron que las personas con tendencia a sufrir el Síndrome del Impostor devaluaban su desempeño medido objetivamente y atribuían los resultados positivos a la suerte, pero no a sus habilidades. Y esto sucedía sin ninguna relación con la edad o el género.

El fenómeno del Síndrome del Impostor fue descrito por primera vez en 1978, por las psicólogas estadounidenses Pauline Clance y Suzanne Imes. Observaron que había un número alto de mujeres de éxito que, sin embargo, no se creían muy inteligentes.

“El Síndrome del Impostor no se define como una enfermedad mental. Sin embargo, las personas que lo padecen muestran una mayor susceptibilidad a la depresión”, apuntan los investigadores. En este sentido, los programas de formación personalizados pueden ayudar a mejorar la autoestima, el bienestar y la satisfacción laboral de las personas afectadas por esta circunstancia.

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