Función social, motor de progreso y oportunidad para una mayor competitividad. El papel clave de la universidad para el avance de la sociedad no se discute. El encuentro “El impacto Territorial de las universidades”, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), reunió a las principales voces que debatieron sobre los retos que afronta la universidad española.
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<relacionada slug=»escasez-de-profesionales-ante-las-carreras-con-mas-salidas» posicion=»left» /> El secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Marcial Marín, resaltó la importancia de la institución como «elemento vertebrador y motor de desarrollo social y económico del país», pero también instó a la reflexión sobre el futuro de la oferta académica.
Consciente de la preocupación por la cantidad de grados y másteres que se están verificando, según se declaró, Marín insistió en la necesidad de adaptarse a un nuevo escenario en el que las tecnologías de la información, el aprendizaje de un segundo idioma, la iniciativa emprendedora, la capacidad de resolver problemas, las estrategias de comunicación, la ética, la organización y planificación del trabajo en equipo se revelan como habilidades y valores fundamentales para los estudiantes.
Marín ha recordado que, a día de hoy, el sistema universitario español consta de 83 universidades públicas y privadas “lo que significa 1,78 universidades por cada millón de ciudadanos”. No obstante, ha querido aclarar que “en absoluto hay que decir que en España sobren universidades”.
«Las universidades tienen que trabajar para que los alumnos adquieran habilidades de acceso al mercado laboral».
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En lo referente a la adquisición de esas habilidades, en concreto las lingüísticas, Marín señaló como uno de los principales retos de las universidades españolas la internacionalización de los másteres. Recomendó, así, trabajar por «una oferta académica adecuada, impartida tanto en español como en inglés», que aumente la oferta académica ofertada conjuntamente con otras instituciones internacionales.
Hay que trabajar para aumentar la oferta académica impartida en español e inglés.
Marín habló del reto que la universidad tiene ante sí en estos momentos, “de ser un motor social: de conocimiento, económico, de valores”. A este respecto, en la conferencia inaugural del encuentro, el presidente de la CRUE, Manuel J. López, insistió en esa función social de la universidad implícita en la vocación del servicio público: “Nuestra Ley Orgánica dice que la Universidad realiza el servicio público de la educación superior mediante la investigación, la docencia y el estudio”.
Pero la vocación sólo no es suficiente, “para tener una voluntad de servicio social, de servicio público, hay que saber de qué recursos se dispone. En definitiva, de la capacidad de financiación”, afirmó López. Un aspecto, el de la financiación, que el secretario de Estado de Educación calificó como uno de los puntos principales sobre lo que se debe ir trabajando, junto al modelo de gobernanza, de profesorado, la compartición de recursos y su papel investigador, entre otros.
Sobre investigación e innovación fue Carmen Vela, secretaria de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, la que dio alguna claves sobre el futuro más próximo. Afirmó que se está trabajando para que «la investigación y la innovación sean un proceso único e interrelacionado”. En dicho proceso, Vela ve clave la colaboración público-privada: «El sistema público tiende a la investigación y la empresa privada a la innovación», pero el «buen camino es combinar ambos sin fronteras que los separen».