Las tecnologías digitales mejoran la vida de los niños y les ayudan a aprender, socializar y relajarse, además de mantenerles conectados con sus padres. Sin embargo, controlar su actividad una vez que tienen sus propios dispositivos no es tarea fácil.
Un nuevo informe de la OCDE («Educating 21st Century Children») señala que la educación puede ayudar a que los niños se sientan seguros en plena era digital.
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El objetivo es que maestros, padres, profesionales de la salud y psicólogos puedan crear un entorno más seguro para los niños
Sobre este informe, Andreas Schleicher, director de la Dirección de Educación y Habilidades de la OCDE, y Andrew Wyckoff, director de la Dirección de Ciencia, Tecnología e Innovación de la misma institución, señalan que los jóvenes usan la tecnología para socializar, jugar, comunicarse, aprender y trabajar.
Desarrollar la alfabetización digital es un objetivo prioritario para toda la sociedad y, en esta tarea, la educación juega un papel clave. La ONG belga Mediawijs, por ejemplo, se orienta a la capacitación de los maestros para este fin, mientras que en otros países como Letonia o Australia existen proyectos enfocados a crear entornos digitales seguros para los niños.
La realidad es que los riesgos cibernéticos, como el fraude online, el acoso cibernético o el robo de identidad pueden minimizarse, pero no eliminarse por completo. En este sentido, los países de la OCDE están implementando marcos y políticas legales para defender a los niños, al tiempo que la Administración pone en marcha campañas publicitarias informando de los riesgos potenciales de Internet. Uno de los campos sobre los que se trabaja prioritariamente es la privacidad y la recopilación de datos personales.
Al tiempo que los Ministerios de Educación establecen medidas restrictivas, como limitar el uso de dispositivos en las escuelas, se intenta que los niños y jóvenes aprendan a identificar amenazas a su seguridad y privacidad. El objetivo es que tanto maestros como padres, así como profesionales de la salud y psicólogos, puedan crear un entorno más seguro para los niños, sin necesidad de limitar el uso de las tecnologías digitales ni obstaculizar el aprendizaje, lo que se lograría enseñando a los niños a reconocer y manejar de una manera satisfactoria los potenciales riesgos.
En este sentido, la formación resulta primordial, ya que las tecnologías digitales avanzan muy rápidamente y se corre el riesgo de que tanto padres como educadores, así como otros profesionales que también juegan un papel destacado en la era digital, puedan quedar desfasados.
Unificar criterios y actuar al unísono, según revela el informe, es una tarea difícil, especialmente en una sociedad en la que estamos más conectados que nunca y en donde muchos niños tienen acceso a tabletas y teléfonos inteligentes incluso antes de aprender a andar y a hablar. A pesar de las dificultades, los autores del informe resaltan la necesidad de que nuestros hijos “crezcan en un entorno saludable y seguro, tanto dentro como fuera de Internet”.