Aunque a priori pueda resultar difícil determinar cómo se mide la inteligencia, la ciencia nos revela que el cerebro humano tiene una gran capacidad de adaptación, y que las redes neuronales se expanden gracias a las experiencias de aprendizaje que experimentamos a lo largo de nuestra vida.
Sin embargo, y tras mucho tiempo pensando que la inteligencia era algo que sólo dependía de la genética, en pleno siglo XXI, sabemos que el entorno en el que nos desarrollamos es también decisivo para incrementar nuestras capacidades intelectuales.
>>Te puede interesar: Curso de Inteligencia Competitiva en Entornos Globalizados
Tipos de inteligencia
¿Qué es la inteligencia? ¿Se refiere ésta exclusivamente al conjunto de conocimiento académicos que adquirimos a lo largo de nuestra vida, o comprende también una serie de habilidades, competencias y capacidades que debemos potenciar desde que nacemos?
La ciencia ofrece varias teorías sobre esto. Una de ellas es la del psicólogo Charles Spearman, que en 1904 propuso la existencia de una inteligencia general, que tendría un alto componente hereditario.
«Para aumentar la inteligencia es necesario desarrollar una serie de habilidades que no siempre están en los libros de texto», explicó Howard Gardner a aprendemas.com
Pero esa visión de la intelgencia fue puesta en entredicho en el año 1983 cuando el profesor de Harvard, Howard Gardner, explicó la Teoría de Inteligencias Múltiples, que revela que cada persona tiene, al menos, nueve formas de inteligencia diferentes, y que las tiene desde el mismo momento del nacimiento.
Sin embargo, según explicó a Aprendemas.com el propio Howard Gardner en una entrevista en el año 2012, la inteligencia no es innata e inamovible, y para aumentar la inteligencia es necesario desarrollar una serie de habilidades que no siempre están en los libros de texto.
Según su teoría, las nueve formas de inteligencia que podemos tener y, posteriormente, desarrollar los seres humanos son: la inteligencia lingüística (capacidad de usar el lenguaje), la lógica-matemática (capacidad de analizar problemas de forma lógica), la inteligencia musical (capacidad de tocar y componer piezas musicales), la espacial (capacidad de presentar ideas visualmente).
Y también la inteligencia corporal-cinética (capacidad para realizar actividades que requieren fuerza, flexibilidad, coordinación y equilibrio), la inteligencia interpersonal (capacidad de entender las intenciones, motivaciones y deseos de otras personas), la intrapersonal (capacidad de entenderse a uno mismo), la naturalista (capacidad de observar, identificar y clasificar a los miembros de un grupo o especie) y la inteligencia existencial (capacidad para afrontar tareas novedosas, combinar experiencias y formular nuevas ideas en base a la experiencia vivida).
Las inteligencias múltiples, según Howard Gardner:
<iframe width=»300″ height=»150″ src=»https://www.youtube.com/embed/IfzrN2yMBaQ» frameborder=»0″ allow=»autoplay; encrypted-media» allowfullscreen></iframe>
>> Muy interesante: Curso de Inteligencias Múltiples y Aprendizaje Cooperativo Online
La inteligencia en los niños
Dicho esto, y una vez que sabemos que somos inteligentes desde el mismo momento en el que nacemos, los expertos han confirmado que el ámbito educativo es un paso fundamental para el desarrollo del niño y de su inteligencia.
En este sentido, el experto en educación Richard Gerver, revela que una de las mejores maneras de poder desarrollarla es empezar desde que los niños son muy pequeños y desde el aula, pero siempre atendiendo a que cada niño es diferente y que cada uno tiene un potencial único.
Y volviendo a la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner, los niños pueden desarrollarlas también en el aula a través de expertos y maestros, pues son éstos quienes pueden contemplar y reconocer todas sus potencialidades, así como sus puntos fuertes y débiles.
¿Y en las emociones? Durante décadas diversas investigaciones han demostrado que los niños que adquieren habilidades de inteligencia emocional tienen más probabilidades de prosperar en todos los aspectos de su vida. Así, la habilidad de reconocer emociones se ha convertido en mayor indicador de éxito de una persona que su origen económico o familiar.
Pero ¿qué es la inteligencia emocional? Daniel Goleman, psicólogo, periodista científico y escritor de bestsellers sobre inteligencia emocional la define como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos y en nuestra relaciones”.
Goleman considera que “a lo largo de la vida estas habilidades emocionales adquiridas son cada vez más importantes para tener plenitud y éxito”. De hecho, para un niño inteligente emocionalmente será más fácil demostrar empatía, respeto, tolerancia y amabilidad, hará amigos más fácilmente y resolverá mejor los problemas.
>>Te recomendamos: Curso de Inteligencia emocional y coaching educativo
¿Qué podemos hacer para aumentar la inteligencia?
Llegados a este punto, ahora que sabemos gracias a Gardner que todos los tipos de inteligencia son susceptibles de desarrollarse, la pregunta obligada es: ¿Cómo podemos entrenarnos para conseguir ser más inteligentes?
Un equipo de científicos del Departamento de Psicología de la Universidad de Michigan demostró que la inteligencia se puede mejorar practicando ejercicios de memoria de trabajo. La memoria de trabajo es la memoria a largo plazo, es decir, aquella con la que guardamos datos y los procesamos durante un tiempo corto.
En este sentido, las tareas atencionales, las que ponen en marcha nuestra creatividad, incluso, algunos videojuegos, son ejercicios ideales para mejorar nuestra memoria de trabajo, y por lo tanto, para aumentar nuestra inteligencia.
En cuanto a las inteligencias múltiples, se pueden realizar una serie de actividades según el tipo de inteligencia que se busque desarrollar. Por ejemplo, los juegos de palabras, leer en voz alta o jugar a ser reportero, son actividades muy beneficiosas para desarrollar la inteligencia lingüística.
En el caso de la inteligencia lógica y matemática, pueden resultar muy beneficiosas otras actividades y ejercicios, como jugar al ajedrez, hacer demostraciones científicas o también, jugar a juegos de lógica.
Para desarrollar y aumentar la inteligencia espacial, se recomienda hacer dibujos en 3D o echar mano de la creatividad, cogiendo unas pinturas y un papel, y trabajando la pintura artística.
Si se busca desarrollar la inteligencia corporal, las mejores actividades para conseguirlo son el teatro, las artes marciales o la danza. Y en el caso de la inteligencia musical, se puede, por ejemplo, extraer la letra de una canción que nos guste o también, inventar la letra y la música de una canción.
Para trabajar la inteligencia interpersonal, es conveniente optar por actividades grupales, como trabajos en grupo o juegos en parejas. Sin embargo, para aumentar la inteligencia intrapersonal, algunas alternativas muy válidas son las actividades de relajación o los ejercicios de motivación y de proyección personal y profesional.
>> Te recomendamos: Máster en Coaching, Inteligencia Emocional y PNL educativa online (bolsa de empleo y prácticas)