Identificar las pausas entre palabras es clave para entender una lengua extranjera. E igual de importante es cuando los bebés comienzan a desarrollar el lenguaje.
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Investigadoras de la Universidad de Maryland y de la Universidad de Harvard en Estados Unidos han estudiado a más de 120 familias para investigar cómo afectan ciertos comportamientos en el desarrollo del lenguaje en los niños.
<relacionada slug=» hablar-con-los-padres-clave-en-el-dominio-de-lenguas» posicion=»left» /> El objetivo de la investigación, cuyos hallazgos se han publicado en Journal of Child Language, ha sido analizar cómo los padres, y específicamente las madres, hablan a sus hijos y su impacto en el aprendizaje de idiomas así como examinar las capacidades de los niños en el desarrollo del lenguaje, según explica Rochelle Newman, coautora del estudio y directora del Department of Hearing and Speech Sciences (HESP) de la universidad.
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Los investigadores estudiaron el comportamiento de niños de siete meses a dos años y evaluaron las interacciones con sus madres. Algunos bebés demostraron una habilidad temprana para diferenciar las palabras, explica Newman, lo que les ayudó a aprender más rápidamente.
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Lo más eficaz es repetir una palabra en diferentes frases para que el niño se acostumbre a escucharla en distintos contextos.
No obstante, siempre se ha dicho que los padres que hablan mucho a sus hijos y utilizan muchas palabras diferentes ayudan a desarrollar las habilidades de lenguaje, pero Ratner resalta además que la repetición de las palabras es clave en ese proceso. Y es que “no se trata sólo de la cantidad de palabras que expresan los progenitores, sino de la repetición de las mismas que es lo realmente importante”, dijo la investigadora.
“Los padres buscan continuamente consejos y miran a su alrededor para obtener asesoramiento sobre cómo hacer a sus bebés más inteligentes”, comenta Nan Bernstein Ratner, profesora de Ciencias Auditivas y del Habla y coautora del estudio. Tras este estudio, “podemos asesorar mejor a los padres sobre los tipos de interacciones que pueden tener con sus bebés”.
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¿Cómo hacerlo? En lugar de repetir una y otra vez por ejemplo la palabra “pelota”, lo más eficaz es utilizar esa palabra en diferentes tipos de frases y expresiones para que el niño se acostumbre a escucharla en distintos contextos. Un ejemplo: “Mira la pelota. Es una bola azul”, “¿Quieres jugar a la pelota?”, “Vamos a jugar con la pelota”, recomienda Ratner.
Al hilo de las conclusiones, Newman constata que los niños con padres que repiten palabras muestran mejores resultados de lenguaje a los dos años, además de que aquellos que son capaces de identificar palabras individuales en una conversación obtienen mejores resultados en el futuro.
“Se necesitan dos para bailar un tango”, ejemplifica la doctora Ratner, “tanto el niño como los padres juegan un papel fundamental en el desarrollo del lenguaje del niño”.
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