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Científicos del Instituto Santa Fe de Moscú reconstruyen las principales ramas del árbol de los idiomas

Científicos del Instituto Santa Fe de Moscú reconstruyen las principales ramas del árbol de los idiomas

La diversidad de lenguas se compara con las ramas de un árbol. Los científicos tratan de reconstruir las principales ramas del árbol lingüístico.

Uno de los objetivos de la lingüística histórica es trazar el mapa de las lenguas modernas, remontándose tan atrás como sea posible hasta encontrar el ancestro común que constituiría el tronco del árbol metafórico que imaginamos cuando hablamos de árbol lingüístico.

Aunque se han elaborado teorías basadas en comparaciones de datos sobre las mayorías de los idiomas del mundo, todavía se debate sobre la estructura interna de familias tan consolidadas como la indoeuropea y la existencia de familias aún más antiguas.

Novedosa técnica

Un equipo de investigadores rusos del programa “Evolución de los lenguajes humanos” está utilizando una novedosa técnica para examinar los datos y reconstruir las principales ramas del árbol lingüístico. En dos artículos recientes examinan la familia indoeuropea, de más de 5.000 años de antigüedad, y una rama más antigua aún, que conecta a los ancestros de lenguas tan diferentes y lejanas como el turco, el mongol, el coreano o el japonés.

“Cuanto más lejos se desee retroceder en el tiempo menos se puede confiar en los métodos clásicos de comparación de idiomas para encontrar correlatos significativos”, señala George Starostin, profesor del Instituto Santa Fe de la Escuela Superior de Economía de Moscú. Según el investigador, uno de los mayores desafíos al comparar entre idiomas es distinguir entre palabras con sonidos y significados similares, porque pueden descender de un ancestro común, que de aquellas otras que son similares porque sus culturas tomaron prestados términos entre sí en un pasado más reciente.

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Reconstrucción onomasiológica

“Tenemos que llegar a la capa más profunda del lenguaje para identificar su ascendencia, porque las capas externas están contaminadas. Se corrompen fácilmente con reemplazos y préstamos”, señala el investigador. El enfoque que utilizan, denominado “reconstrucción onomasiológica”, difiere de los enfoques tradicionales de la lingüística comparada, ya que se centra en encontrar qué palabras se usaron para expresar un significado dado en el protolenguaje.

A medida que los investigadores van probando y reconstruyendo las ramas del lenguaje, se establece como objetivo comprender los caminos evolutivos que siguen los lenguajes generación tras generación, al igual que un biólogo lo haría con organismos vivos. “La reconstrucción histórica de los idiomas puede reportar una destacada información cultural”, señala Starostin.

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