
Los datos hablan por sí solos: el 84% de los trabajadores españoles con estudios superiores lleva tres años o más en su puesto de trabajo. Sin embargo, este porcentaje desciende hasta el 72% en el caso de la media internacional, pues en nuestro país se da una menor movilidad y flexibilidad.
Randstad puntualiza también que si se atiende a la permanencia en el trabajo de los profesionales ocupados en España, sin tener en cuenta en su nivel de formación, existen diferencias significativas. Así, el 18% de los empleados lleva menos de dos años en su empleo, un porcentaje inferior a la media europea (23%) y algo más alejado del promedio internacional (26%).
En España el porcentaje de trabajadores que lleva dos años o menos en su actual empleo es inferior al de países del centro o norte de Europa. Sin ir más lejos, en Suiza, Suecia y Dinamarca el porcentaje supera el 26%. Estos datos tienen su razón de ser en el alto índice de movilidad y flexibilidad laboral en estos países, lo que genera periodos de tiempos de permanencia más bajos en el puesto de trabajo.
En este mismo sentido, en el ámbito comunitario, destacan el 13% de Luxemburgo y el 17% de Holanda, muy cercanos al 18% de España y Francia. Les siguen Suecia y Dinamarca (ambos con 28%), Grecia (30%) y Turquía (32%). A nivel internacional, los trabajadores que llevan dos años o menos en el mismo puesto de trabajo alcanzan el 37% en Brasil, el 40% en Malasia y el 41% en Chile.
Las diferencias de la flexibilidad en España
En España, la movilidad y la flexibilidad varía entre comunidades. Por ejemplo, el porcentaje de trabajadores que lleva dos años o menos en su puesto de trabajo en Aragón y Andalucía se sitúa en torno al 22%, mientras que en Castilla y León y Galicia se reduce a la mitad (12%), siendo la media del 18%.
El informe internacional Workmonitor recuerda que la flexibilidad laboral permite la movilidad de los profesionales entre diferentes empresas, bien en su mismo sector o en otro. La especialización, ya sea a través de la experiencia o de la cualificación por estudios universitarios, másteres o cursos avanzados, aumenta la estabilidad del profesional.
Sin embargo, la estabilidad profesional también puede ser sinónimo de “fuga de cerebros”. El 51% % lleva entre 3 y 10 años en su puesto actual, un porcentaje superior a las medias europea e internacional, que ambas se sitúan en tan solo un 43%, por lo que se percibe, según el estudio, un cierto peligro de fuga de talento de trabajadores, en uno de los momentos en los que más y mejor asentados se encuentran los empleados en su empresa.
Así, Randstad recuerda que la retención de este talento depende de la empresa y de la importancia que le otorgue a las políticas de Employee Engagement, claves en el contexto actual. Y no hay que olvidar que la reactivación del mercado laboral puede provocar que determinados trabajadores que hasta ahora sentían miedo al cambio decidan marcharse cuando vean la posibilidad.
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