“Al estar cada vez más globalizados estamos copiando la ola que viene de Estados Unidos, ola que nos hace tener menos contacto físico y mayor agresividad”, ha explicado. Así que lo más conveniente es escapar de este tipo de corrientes y adentrarnos en el humor, una capacidad que tiene todo ser humano para sentir y ver las cosas de un modo trágico o divertido. “Sólo hay una situación en la vida en la que el humor no se puede aplicar y es cuando una persona sufre una depresión. En este aspecto el humor produciría un efecto negativo, ya que la salud mental de esa persona no está en plena forma física”.
Pero en condiciones normales, la risa ventral, es decir, la que se produce desde el vientre, es muy beneficiosa porque hace vibrar el vientre, mueve los músculos abdominales, el corazón funciona mejor, hace que la sangre circule más fluidamente, mejore la salud mental… Mientras que la risa es la herramienta ideal para prevenir el estrés, evitar conflictos y disminuir la agresividad. [Ver cursos de Risoterapia]
La sensación de placer y relajación que el ser humano experimenta tras un momento de risa, tiene su razón de ser en las catecolominas y endorfinas, dos tipos de hormonas que al entrar en la sangre generan dicha sensación. Y como el cerebro no puede hacer dos cosas a la vez, evita el enfado y opta por el placer.
Todo educador debe entender la importancia del humor para afrontar las clases lectivas. Y es que si el profesor tiene una actitud positiva, conseguirá que los estudiantes rindan al máximo. No todos los alumnos son iguales y, por tanto, no se les puede tratar del mismo modo. Pero es aquí donde entra el humor: tratar a los alumnos más problemáticos con humor y empatía aporta dinamismo a la clase y, además “facilita que los alumnos estén tranquilos”.
Los profesores que quieran conseguir una clase de éxito tienen que ser muy observadores, poseer una actitud lúdica, poner en marcha el optimismo inteligente y saber rectificar en los momentos oportunos. “Decir las cosas con humor nos ayudará a establecer una comunicación con los alumnos mucho más eficaz”, asegura. A partir de esas premisas, deben poner en marcha clases activas y participativas o realizar las tutorías con humor. Cuando el docente venga más estresado de la clase anterior, lo mejor es utilizar ciertos mecanismos, como los ejercicios sorpresa, para darse tiempo a sí mismo y calmarse.
En definitiva, Payo Losa aconseja afrontar los problemas con humor para no amargarnos, prevenir enfermedades psicosomáticas y mejorar la salud.
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Universidad del País Vasco
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