El debate sobre si los padres tienen un hijo favorito o no es muy antiguo. Una investigación de la Universidad Brigham Young (Utah, EE.UU) ha arrojado luz en este asunto y desvela que los padres tienen un sutil favoritismo en función del orden de nacimiento, la personalidad y el género de sus hijos.
Los hijos pequeños trato más favorable, los mayores más autonomía
La investigación, en la que se estudió el comportamiento de más de 19.000 personas, concluye que los hermanos menores suelen tener un trato más favorable por parte de sus padres, mientras que a los mayores se les da más autonomía y disfrutan de un menor control a medida que crecen. Los investigadores creen que si los padres prestan atención a estos patrones pueden realizar pequeños ajustes que beneficien a todos los miembros de la familia.
La investigación también destaca que los progenitores tienden a favorecer más a las hijas, mientras que la personalidad de cada hijo también juega un papel importante. Los que son más agradables y responsables, independientemente del orden de nacimiento o su género, también reciben un trato más favorable.
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Padres e hijos que «conectan»
Los investigadores señalan que la mayoría de los padres conectan más fácilmente con un hijo que con otro, por lo que instan a los progenitores a observar cómo reaccionan sus hijos a aspectos que pueden percibirse como favoritismo o como situaciones injustas. Si esto ocurre, puede que a los hijos les falte perspectiva o comprensión, o puede que los padres tengan que hacer ligeros ajustes en su forma de actuar.
A veces los padres se preocupan tanto por tratar igual a los hijos que pasan por alto las necesidades individuales.
Para los científicos, es importante entender estas dinámicas, que no solo tienen que ver con la rivalidad entre hermanos, sino también con el bienestar. En este sentido, otras investigaciones muestran que los niños que se sienten menos favorecidos tienen más probabilidades de sufrir problemas de salud mental y tener conductas problemáticas en su hogar o en la escuela.
Por ello, también apuntan que a veces los padres se preocupan tanto por tratar igual a los hijos que pasan por alto las necesidades individuales. En este sentido, señalan que la investigación no está hecha para hacer sentir mal a los progenitores, sino para reflexionar en qué áreas se puede mejorar.
El estudio concluye que el favoritismo, sea intencional o no, puede tener consecuencias en las relaciones entre hermanos y el bienestar de los hijos. Al reconocer estos patrones, los padres pueden fomentar vínculos familiares más fuertes. De hecho, los pequeños cambios de hábitos suelen ser la mejor solución, como pasar más tiempo juntos, lo que, según los investigadores, tiene innumerables efectos positivos para todos los miembros de la familia.
A new study confirms what we all suspected: parents do often have favorite children.
This came from a meta-analysis of 30 peer-reviewed journal articles and dissertations/theses, along with 14 databases, encompassing a total of 19,469 participants.https://t.co/ByQ0X7tlo5 pic.twitter.com/3mAjFE8B7h
— Benjamin Ryan (@benryanwriter) January 16, 2025