Contar con un espacio adecuado en casa o apoyos familiares han sido factores determinantes para afrontar la formación online o híbrida en el último curso. Así lo demuestra el estudio “Experiencias y percepciones juveniles sobre la adaptación digital de la escuela en pandemia”, de Educación Conectada, un proyecto de BBVA y la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). En el informe los jóvenes priorizan la formación presencial pero con tecnología presente en las aulas.
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Realidad digital
El informe, presentado en la jornada sobre “La adaptación escolar a la cultura digital”, ha contado con la presencia de la ministra de Educación, Pilar Alegría, que ha apuntado que “la forma en que educamos a nuestros hijos tiene que adaptarse a la realidad digital”. Alegría también ha señalado que “hay que dotar de buenos dispositivos a nuestros jóvenes en las aulas, pero también hay que invertir en la mejora de la competencia digital de nuestros docentes y estudiantes”.
En este sentido, la ministra ha recordado que los fondos europeos destinan casi 1.500 millones a la digitalización del sistema educativo y a la mejora de la competencia digital de profesores y alumnos. “Este cambio digital nos permite ampliar nuestras aulas, acceder a otro tipo de conocimiento con inmediatez y nos permite interconectarnos. Tenemos que adentrarnos en este cambio y hacerlo sin olvidarnos de las personas más vulnerables”, ha apuntado.
La ministra @educaciongob @Pilar_Alegria destaca en #CulturaDigitalEnElAula que "Es necesario abordar los retos educativos con la implicación de toda la sociedad civil. Esto implica preguntar a l@s jóvenes lo que piensan y escucharles activamente"
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— Educación Conectada (@EduConectada) January 12, 2022
Formación online: oportunidad y mayor constancia
El estudio se ha basado en comunidades online de discusión y en más de 600 encuestas realizadas a jóvenes de entre 14 y 18 años. Incide en que el 47,2% de los jóvenes afirma que pudo continuar con sus estudios online “bien pero con algunas dificultades”, frente al 28,1% que lo consiguió “perfectamente” y el 16,6% que lo hizo “con bastantes dificultades”. Para el 4,3% de los estudiantes resultó “casi imposible”.
Preguntados a los jóvenes sobre las dificultades que supone la formación online, existe un alto grado de acuerdo a la hora de señalar que estas clases requieren de más constancia. Una gran parte de los jóvenes también sienten que están más sobrecargados de tareas y que el ritmo de estas clases es más lento que si fueran presenciales. En cambio, los estudiantes se muestran menos de acuerdo en la flexibilidad del método. Y para que la complementariedad sea posible y real, los jóvenes abogan por la incorporación de las tecnologías en las aulas.
Por otro lado, uno de cada cuatro jóvenes señala haber tenido problemas con el uso de Internet o con los dispositivos a lo largo del curso. El 22,9% confiesa que no pidió ayuda a nadie y, de ellos, el 46% buscó la información que necesitaba por Internet, lo que demuestra la tendencia autodidacta de los jóvenes en la capacitación tecnológica. En este sentido, casi el 82% cree tener más habilidades tecnológicas que su padre o su madre y el 73% opina lo mismo respecto a sus profesores.